viernes, 31 de marzo de 2017

Líder carismático (9)

El carisma se puede definir como una facilidad innata de hacerse querer, es un poder de atracción, es puro magnetismo personal.

El carisma tiene un fundamento esencialmente genético:
Unos (pocos) nacen con carisma y otros (la mayoría) no.
No obstante, aunque resulta muy difícil adquirirlo, sí se pueden aprender ciertas técnicas que permiten suplir parcialmente su ausencia o a realzar aún más el carisma que uno ya posee.


Es muy difícil precisar por qué una persona tiene carisma y otra no, pero la realidad es que el primero "enamora" y el segundo produce "indiferencia".
El líder carismático genera admiración.

El carisma facilita enormemente el camino hacia el liderazgo, si bien no es una
condición indispensable:
Se puede ser un extraordinario líder sin tener carisma y se puede tener muchísimo carisma y no ser un líder.
La característica que define a un líder carismático es su capacidad de seducir, tiene una personalidad enormemente atractiva con la que consigue atraer a los demás miembros del grupo.

El carisma permite unir el grupo alrededor del líder.
El líder carismático suele ser también un gran comunicador, tiene un poder natural de persuasión.
Ante el líder carismático el equipo suele perder cierta objetividad. El líder carismático disfruta normalmente de un juicio benévolo por parte de sus subordinados. Se le "perdonan" los fallos y se mitifican sus logros.

El problema que plantea el líder carismático es que la organización puede hacerse excesivamente dependiente de él.

Es muy difícil encontrar a un sustituto ya que eclipsará a cualquier aspirante a sucederle.
Un peligro que acecha especialmente al líder carismático es la facilidad de caer en el endiosamiento.

El grupo le rinde tanta pleitesía que no es extraño que pierda el sentido de la realidad.

Marc Soriano 
Coach ejecutivo.

martes, 28 de marzo de 2017

El antilíder (8)

En los dos capítulos anteriores hemos enumerado las cualidades que todo líder debe poseer. Por oposición a ellas tendríamos aquellas otras que caracterizarían al antilíder.
No obstante, vamos a señalar algunas de las más relevantes:

Soberbio: Se cree en posesión de la verdad, no escucha, no pide consejos, no acepta otros puntos de vista, no sabe reconocer sus errores, no reconoce sus propias limitaciones. Todo ello le puede llevar a cometer errores muy graves que pongan en peligro el futuro de la empresa, aparte de que este modo de comportarse genera un fuerte rechazo entre los empleados.


Incumplidor: Promete y no cumple, su equipo se esfuerza esperando conseguir la recompensa prometida y ésta no se produce. Esto le lleva a perder toda credibilidad. El equipo pierde su confianza en él y no va a estar dispuesto a seguir realizando esfuerzos adicionales.

Temeroso: Es una persona que se siente insegura, lo que le lleva a ser extremadamente celosa de su parcela de poder. Tiene miedo a que alguien le pueda hacer sombra y ello le lleva a rodearse de gente mediocre.
Es una persona acomplejada, el miedo a mostrar debilidad le lleva a rechazar consejos, a no escuchar, a no permitir que la gente de su equipo brille.
Este tipo de ejecutivo termina siendo despreciado por su equipo.
Apagado: un líder apagado difícilmente va a ser capaz de generar entusiasmo en su equipo. Si el líder carece de energía, de optimismo, de empuje poco va a poder motivar a sus empleados.

Rehuye el riesgo: El líder debe luchar por unos objetivos, unas metas difícilmente alcanzables; esto le obliga a transitar por caminos desconocidos, a asumir riesgos. La persona que evita el riesgo a toda costa es un conformista que se contenta con lo que tiene y que difícilmente va a ser capaz de conducir la empresa a ningún destino interesante. En un mundo tan cambiante como el actual, no moverse es sinónimo de perder.

Deshonesto: Cuando el directivo carece de unos sólidos principios éticos no es de extrañar que termine cometiendo injusticias.
El equipo difícilmente va a seguir a una persona de la que no se fía; más bien terminará despreciándola.

Falto de visión: El líder consigue el apoyo de la organización a cambio de ofrecerle un proyecto realmente estimulante: el líder vende ilusiones.
Si el jefe carece de proyecto, ¿qué es lo que le va a ofrecer a su equipo?, ¿continuidad? Eso lo puede hacer cualquiera.
Además, como ya se ha señalado, la continuidad es hoy en día la vía más rápida hacia la desaparición.

Egoísta: Una persona cuya principal (y a veces única) preocupación son sus propios intereses difícilmente va a conseguir el apoyo de su equipo.
Los empleados se darán cuenta inmediatamente del riesgo que corren confiando su destino a esta persona, por lo que tratarán por todos los medios de apartarlo de la dirección.

Iluminado: el líder es una persona que se adelanta al futuro, pero manteniendo siempre los pies en la tierra, sin dejar de ser realista.
Si los objetivos que propone el líder son a todas luces utópicos, la gente perderá su confianza en él. El puesto de trabajo es un tema muy serio y la plantilla no va a permitir embarcarse en aventuras con final incierto.
Un iluminado puede poner en riego el futuro de la empresa.

Autoritario: El jefe que basa su dirección en el empleo del miedo puede conseguir a veces muy buenos resultados en el corto plazo, pero termina inexorablemente dañando a la organización.
Los miembros de su equipo aprovecharán la mínima oportunidad para cambiar de trabajo. Nadie soporta a un tirano. El ambiente que genera es muy tenso, la gente actuará sin iniciativa, irá al trabajo sin entusiasmo, y así difícilmente va a ser capaz de dar lo mejor de sí.

Marc Soriano 
Coach ejecutivo.

lunes, 27 de marzo de 2017

Características complementarias del líder (7)

En este capítulo destacaremos aquellas otras características del líder, asimismo importantes, que permiten fortalecer su papel.

Trabajador: El líder debe mostrar una gran dedicación al trabajo, debe predicar con el ejemplo, trabajar duro, que el grupo vea que está volcado con la empresa. Uno no puede exigir a sus empleados mayor dedicación si no predica con el ejemplo. Pero el líder debe ser capaz de llevar una vida equilibrada, de compaginar su actividad profesional con su faceta personal, familiar, social, etc.


El líder debe demostrar a sus empleados que es perfectamente compatible una gran dedicación profesional con una rica vida privada.
El entusiasmo, la energía, la ilusión que exige el liderazgo sólo se consigue con una vida intensa, entretenida, variada. El líder es una persona que sabe disfrutar de los placeres de la vida.

Perseverante: Las metas que fija el líder son difíciles de alcanzar y tan sólo con un esfuerzo sostenido se pueden lograr. Los obstáculos serán numerosos y en ocasiones pueden flaquear las fuerzas. Tan sólo la perseverancia (una auténtica obsesión por alcanzar los objetivos) permitirá triunfar en el empeño.

Flexible: Las circunstancias son cambiantes, lo que hoy vale puede que no valga mañana, los colaboradores tienen sus propios criterios y en ocasiones pueden ser más acertados que los del líder. El líder que se atrinchera en sus posiciones está llamado al fracaso, además daría una muestra de soberbia que le llevaría a perder la simpatía del grupo. Un auténtico líder no teme que por cambiar su punto de vista o por aceptar la opinión de un subordinado esté dando muestras de debilidad. Todo lo contrario, proyectaría una imagen de persona abierta, dialogante, flexible, pragmática, que contribuiría a aumentar su
prestigio entre los colaboradores.

Autodominio: El líder es el referente del equipo, debe ser capaz de controlar sus emociones, especialmente en los momentos delicados; no puede mostrar su abatimiento ante un suceso negativo (Si él cae, la organización se derrumba). El líder tiene que ser una persona fuerte, capaz de mostrar serenidad e infundir tranquilidad en los momentos más difíciles.
El líder determina en gran medida el estado de ánimo de la organización. Si el líder se muestra optimista, animado, con energía, la plantilla se contagiará de este estado. Si por el contrario, se muestra pesimista, desanimado, preocupado (y lo manifiesta), el ánimo de la organización se hundirá.

Prudente: Aunque el líder sea una persona que asume riesgos, no por ello deja de ser prudente. Es el último responsable de la empresa; el bienestar de muchas familias depende de él, por lo que no se puede permitir el lujo de actuar de manera irresponsable. El líder conoce los puntos fuertes y las debilidades de su organización, respeta a sus adversarios, asume riesgos controlados tras un análisis riguroso. El líder tiene que luchar contra el endiosamiento, entendido como un exceso de autosuficiencia que le puede llevar a perder la prudencia.
Realista: El líder está siempre con los pies en el suelo, sabe compaginar su visión del largo plazo con el día a día, conoce las dificultades que conllevan sus objetivos, el esfuerzo que exige a los empleados. También conoce sus propias limitaciones.

Justo: El líder debe ser (y parecer) una persona justa, tanto en la exigencia como en el reconocimiento, y debe preocuparse porque la organización así lo perciba. No puede dar lugar a agravios comparativos. El líder debe reconocer los aciertos y fallos de sus colaboradores de manera objetiva, debe ser igual de exigente con todos y ecuánime en las recompensas. Los empleados entienden y aceptan que se les exija, lo que no tolerarán nunca será la injusticia.

Humano: El líder es una persona cercana, próxima, cálida, comprensible. Esta cualidad es básica lograr no sólo el respeto del equipo, sino también su aprecio. El ser una persona exigente y rigurosa, el tener que utilizar en ocasiones su autoridad, no tiene por qué estar reñido con mostrase de una manera sencilla y natural, preocupado por su gente. Resulta absurda (y contraproducente) la actitud de muchos altos directivos (que no líderes) de mostrarse altivos, fríos, distantes.

Accesible: El líder tiene que ser una persona accesible para su equipo, tiene que estar disponible para cualquier empleado de la empresa que tenga algo que decirle. Si quieres que la organización esté contigo, te tienen que conocer, ver que eres uno más de ellos. Si quieres que te aprecien tienes que darle la oportunidad de que te traten. Un líder distante difícilmente motiva; en el mejor de los casos produce indiferencia y en el peor origina rechazo.

Humilde: La humildad implica reconocer las propias limitaciones, saber escuchar y pedir consejos, reconocer los errores que uno comete y los aciertos de los demás. La humildad no es síntoma de debilidad, sino de persona realista, con los pies en la tierra. La humildad ayuda a ganar el respeto del equipo. El líder que va de prepotente dispone a la organización en su contra.

Generoso: la generosidad es fundamental en todo líder. Los empleados han depositado en él su confianza, pero además de interesarles el futuro de la empresa, les preocupa su situación personal.
La relación profesional no deja de ser una transacción en la que el trabajador aporta su trabajo a cambio de un salario, una carrera profesional, un aprendizaje, un reconocimiento, etc.
Si el líder es exagerado en su nivel de exigencia, debe ser igualmente generoso en las retribuciones, reconocimientos y premios.

Culto: El líder debe preocuparse por desarrollarse personalmente, por alcanzar un elevado nivel cultural. El líder tendrá que tratar con numerosas personas, hablar en público, presidir reuniones, atender visitas, etc., y en todo momento debe saber moverse con soltura (es el representante de la empresa). El conocimiento es fuente de ideas, muchas de las cuales podrá aplicar en la gestión de su organización.

Inquieto: El líder es una persona inconformista, que le gusta indagar, aprender de la gente. Esta inquietud le lleva a estar permanentemente investigando nuevas alternativa, a ir por delante del resto. En el mundo actual, una persona conformista termina quedándose obsoleta inmediatamente.

Con sentido del humor: El humor es fundamental en la vida, siendo especialmente útil en los momentos de dificultad. La gente se identifica con aquellas personas que saben ver el lado divertido de la vida. El líder que abusa de la seriedad y de los formalismos difícilmente consigue generar entusiasmo entre sus empleados.

El líder tiene que tener claro que hay momentos para las formalidades y momentos para cierto desenfado y no por ello va a perder el respeto de su equipo, sino que, todo lo contrario, conseguirá estrechar los lazos con sus colaboradores.

Optimista: El optimismo es contagioso, se expande al resto de la organización. El optimista es una persona que no teme las dificultades, que ve los obstáculos
perfectamente superables; esto le lleva a actuar con un nivel de audacia que le permite alcanzar algunas metas que una persona normal ni siquiera se plantearía. Además, la persona optimista se recupera rápidamente de los fracasos y tiende siempre a mirar hacia adelante.

En buena forma física: El líder tiene que cuidarse, llevar una vida sana, hacer deporte, cuidar su alimentación, descansar. Es la única forma de poder rendir al 100% en el trabajo.

Marcos soriano 
Coach ejecutivo. 

jueves, 23 de marzo de 2017

Características básicas del líder (6)

Muchas son las cualidades que definen al líder.
En este capítulo vamos a señalar aquellas que se podrían considerar básicas (son necesarias para que exista un auténtico líder), mientras que en el capítulo siguiente se analizarán otras complementarias (contribuyen a realzar la figura del líder).
El líder debe poseer todas estas cualidades básicas, lógicamente unas más que otras, pero todas ellas deben estar presentes. La ausencia de alguna de ellas dificultaría ejercer un auténtico liderazgo.


Como cualidades básicas señalamos:
Visionario: el líder se caracteriza por su visión a largo plazo, por adelantarse a los acontecimientos, por anticipar los problemas y detectar oportunidades mucho antes que los demás.
El líder no se contenta con lo que hay, es una persona inconformista, creativa, que le gusta ir por delante. Persona de acción: el líder no sólo fija unos objetivos exigentes sino que lucha denodadamente por alcanzarlos, sin rendirse, con enorme persistencia, lo que en última instancia constituye la clave de su éxito.
El líder no se contenta con soñar, el líder quiere resultados.

Brillante: El líder sobresale sobre el resto del equipo, bien por su inteligencia, bien por su espíritu combativo, bien por la claridad de sus planteamientos, etc., o probablemente por una combinación de todo lo anterior.

Coraje: El líder no se amilana ante las dificultades; las metas que propone son difíciles (aunque no imposibles), hay que salvar muchos obstáculos, hay que convencer a mucha gente, pero el líder no se desalienta, está tan convencido de la importancia de las mismas que luchará por ellas, superando aquellos obstáculos que vayan surgiendo. El líder defiende con determinación sus convicciones.

Contagia entusiasmo: El líder consigue entusiasmar a su equipo; ellos perciben que las metas que persigue el líder son positivas tanto para la empresa como para los empleados. El futuro que ofrece el líder es tan sugerente que merece la pena luchar por ello. Esta es una de las características fundamentales del líder, el saber contagiar su entusiasmo, el conseguir que el equipo le siga, que comparta sus objetivos. Sin un equipo que le siga, una persona con las demás características sería un lobo solitario pero nunca un líder (el liderazgo va siempre unido a un equipo).

Gran comunicador: Otra cualidad que caracteriza al líder son sus dotes de buen comunicador, habilidad que le va a permitir "vender" su visión, dar a conocer sus planes de manera sugerente.

Convincente: El líder es persuasivo; sabe presentar sus argumentos de forma que consigue ganar el apoyo de la organización.

Gran negociador: El líder es muy hábil negociando. La lucha por sus objetivos le exige negociar continuamente, tanto dentro de la empresa, como con clientes, proveedores, entidades financieras, accionistas, etc.
El líder demuestra una especial habilidad para ir avanzando en el largo camino hacia sus objetivos.

Capacidad de mando: El líder debe basar su liderazgo en el arte de la convicción, pero también tiene que ser capaz de utilizar su autoridad cuando sea necesario. El líder es una persona compresiva, pero no una persona blanda (los subordinados le perderían el respeto). El líder no puede abusar del "ordeno y mando" ya que resulta imposible motivar a un equipo a base de autoritarismo, pero debe ser capaz de aplicar su autoridad sin temblarle el pulso en aquellas ocasiones que lo requieran.

Exigente: Con sus empleados, pero también, y muy especialmente, consigo mismo. La lucha por unas metas difíciles requiere un nivel de excelencia en el trabajo que tan sólo se consigue con un alto nivel de exigencia. Si el líder fuera exigente con sus empleados pero no consigo mismo no sería un líder, sería
un déspota que pondría a toda la organización en su contra.

Carismático: Si además de las características anteriores, el líder es una persona carismática, nos encontraríamos ante un líder completo. El carisma es una habilidad natural para seducir y atraer a las personas, es auténtico
magnetismo personal. El carisma permite ganarse al equipo, que se siente atraído por su líder. No obstante, hay que señalar que es perfectamente posible un líder sin carisma. Para una empresa es preferible tener un líder sin carisma con un alto sentido de la honestidad, que un líder carismático que utilice la organización en su propio beneficio.

Honestidad: Unos elevados valores éticos son fundamentales para que el liderazgo se mantenga en el tiempo y no se trate de un simple "bluff" pasajero.
El equipo tiene que tener confianza plena en su líder, tiene que estar absolutamente convencido que el líder va a actuar honestamente y no le va a dejar en la estacada. Si los subordinados detectan que el líder no juega limpio y que tan sólo le preocupan sus propios intereses, perderán su confianza en él, proceso que una vez iniciado es muy difícil de parar.

Cumplidor: El líder tiene que ser una persona de palabra: lo que promete lo cumple. Es la única forma de que el equipo tenga una confianza ciega en él.

Coherente: El líder tiene que vivir aquello que predica. Si exige dedicación, él tiene que ser el primero; si habla de austeridad, él tiene que dar ejemplo; si demanda lealtad, él por delante.
El líder predica principalmente con el ejemplo: no puede exigir algo a sus subordinados que él no cumple.
Además, el mensaje del líder debe ser coherente en el tiempo.
No puede pensar hoy de una manera y mañana de otra radicalmente distinta: confundiría a su equipo.
Esto no implica que no pueda ir evolucionando en sus planteamientos.

Marc Soriano
Coach ejecutivo.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Liderazgo en la propia vida (5)

Es muy difícil separar totalmente la vida profesional de la vida personal.
No suele ocurrir que una persona sea un líder en su trabajo y en cambio se comporte de manera conformista, sin empuje, en su vida privada.
El líder suele actuar con el mismo nivel de autoexigencia, de búsqueda de la
excelencia y de comportamiento ético en todos sus ámbitos de actuación (profesional, familiar, personal, etc.). Los mismos principios de actuación que aplica en el trabajo (honestidad, dedicación, innovación, decisión, preocupación por las personas, comprensión, etc.), aplicará en su vida ordinaria.


El líder debe ser una persona coherente, capaz de mantenerse fiel a sus principios y de no renunciar a ellos en pro de su carrera profesional.
El líder tiene que ser capaz de defender sus principios aunque esto le pueda suponer graves contratiempos profesionales.
El liderazgo, el ser capaz de defender apasionadamente unos ideales, exige una gran solidez en las propias convicciones, que sólo es posible cuando éstas se asientan en principios inquebrantables.
Además, es fundamental que el líder mantenga una vida equilibrada, dedicando tiempo no sólo a su vida profesional, sino también a su vida personal y familiar.
El liderazgo conlleva tal nivel de responsabilidad y de presión, requiere tanta ilusión y optimismo, demanda tanta persistencia y dedicación, exige tanta capacidad para convencer, animar, motivar, etc., que tan sólo una persona con una vida equilibrada será capaz de dar lo mejor de sí misma y estar a la altura a de las circunstancias.
Para que una persona pueda desarrollarse en todos sus ámbitos y no dejar que el profesional lo termine absorbiendo todo es fundamental aprovechar el tiempo al máximo. Hay que sacarle tiempo al tiempo (el tiempo es un bien escaso que hay que optimizar). El tiempo pasa rápido y cada día cuenta: un día que no se aproveche es un día perdido.
El líder no se puede permitir el lujo de perder el tiempo. Vivir intensamente, aprovechando el tiempo al máximo, no implica vivir aceleradamente.
El liderazgo hay que ejercerlo a lo largo de toda la vida, es una carrera a largo plazo, por lo que exige dosificar las fuerzas y no quemarse en un "sprint" alocado. El vivir intensamente permite atender todas las facetas humanas (personal, familiar, social y profesional) y no dejar ninguna de ellas desatendidas. Aprovechar el tiempo exige planificación:
El líder tiene mil asuntos que atender y tan sólo una buena organización le va a permitir poder desenvolverse con soltura y dedicar el tiempo a lo realmente importante y no perderlo con temas menores. Si no lo hace así, el día a día le terminará absorbiendo, impidiéndole ocuparse de aspectos más estratégicos, perdiendo poco a poco la perspectiva del largo plazo.
El líder tiene que saber priorizar: distinguir qué es lo realmente importante, aquello que demanda su atención, y qué no lo es. Acto seguido, el líder tiene que saber delegar: es imposible abarcarlo todo.
El líder se centrará en lo esencial y delegará en su equipo otras obligaciones.
Resulta muy útil fijar al comienzo de la semana (domingo por la noche o lunes a primera hora) la agenda de los próximos días: Señalar aquellas actuaciones que uno debe realizar, fijar los objetivos que se quieren conseguir a lo largo de la semana. La única forma de evitar que los proyectos se vayan posponiendo y nunca se terminen de abordar.
Por ejemplo: si el líder busca mejorar su conocimiento de inglés se puede fijar como meta semanal dar dos horas de clase (empezando esa misma semana, ¿por qué aplazarlo?), fijando en su agenda día y hora, obligación que respetará escrupulosamente.
Si el líder quiere mejorar la comunicación con su equipo, fijará, por ejemplo, una reunión semanal (a tal día y a tal hora) que será de obligado cumplimiento.
Al final de la semana evaluará en que medida ha cumplido los objetivos propuestos y en que medida estos le permiten avanzar hacia su meta final.
Aquellos objetivos semanales que no hubiera cumplido tratará de hacerlo en la semana siguiente, realizando un esfuerzo adicional con vista a mantener el calendario previsto.
En la planificación de la semana hay que buscar también tiempo para la lectura, para el deporte, para el ocio y, muy especialmente, para la familia. De hecho, el líder debe autolimitarse el tiempo que dedica al trabajo.
No resulta lógico, ni por supuesto recomendable, estar todos los días en la oficina de 9 de la mañana a 10 de la noche.
Si el líder se autoimpone finalizar todos los días a las 7,30 de la tarde (salvo en ocasiones excepcionales), organizará su jornada y se imprimirá un ritmo de trabajo con vista a cumplir dicho horario.
Muchos directivos presumen de estar todo el día en la oficina. Probablemente estén perdiendo el tiempo, además de estar desatendiendo a su familia, a sus amigos y a sus propias inquietudes personales.

Marc Soriano 
Coach ejecutivo. 

martes, 21 de marzo de 2017

Puesto jerárquico. Liderazgo (4)

En cualquier puesto de trabajo.

Hay que diferenciar liderazgo de poder jerárquico:
La jerarquía puede dar poder, pero la autoridad moral sólo se consigue con el
liderazgo. Puede ocurrir que en un grupo humano el jefe y el líder sean personas diferentes:


El jefe es aquél que ocupa el puesto jerárquico más elevado, mientras que el líder es quien que goza de autoridad moral sobre el resto del grupo. En una situación como ésta, el jefe podrá dar órdenes que serán acatadas y cumplidas por miedo a posibles sanciones disciplinarias, mientras que el líder no dará órdenes (no tiene autoridad jerárquica), pero sus indicaciones, sus opiniones, sus planteamientos, serán aceptados por el resto de la organización. Por tanto, hay que dejar muy claro que el liderazgo no es sólo un rol reservado a la cúpula directiva de una empresa, sino que es un papel que puede ejercer cualquier persona con independencia del puesto que ocupe.

La capacidad del líder de movilizar al equipo, de alcanzar los objetivos, de tomar decisiones, de conseguir resultados, de ser la referencia del grupo, etc., se puede realizar en cada nivel de la organización.
Cada persona podrá ejercer su liderazgo dentro de su área de competencia.

Por ejemplo: Dentro de una empresa el primer ejecutivo podrá ejercer de líder, pero también podrá hacerlo el jefe de un departamento, un comercial, un administrativo, un mecánico, etc.
El primer ejecutivo lo ejercerá sobre toda la organización, mientras que el jefe de un departamento podrá hacerlo dentro de su unidad, y el comercial, el administrativo o el mecánico podrán jugar este papel entre sus compañeros.
Un empleado que ocupe una posición intermedia o baja dentro de una empresa no tiene por que limitar su actuación a un mero conformismo o seguidismo, sino que dentro de su esfera de actuación podrá adoptar una actitud activa, innovadora, luchadora, inconformista, preocupada por el bien de la organización y motivadora para el resto del equipo.

En definitiva, puede ejercer un liderazgo tan intenso como si ocupara el primer puesto del escalafón. De hecho, una de las responsabilidades del líder de una empresa es promover este espíritu de liderazgo en todos los niveles de la organización.

Un líder que no consigue contagiar su entusiasmo, fomentar sus valores y su modo de trabajar es un líder que en cierta modo ha fracasado.
Además, el líder tiene la obligación de ir formando nuevos líderes entre sus
colaboradores con vista a que el día de mañana puedan sustituirle.

Marc Soriano                                                                                                
Coach ejecutivo. 

lunes, 20 de marzo de 2017

Visión de futuro. Líderazgo (3)

Visión de futuro

En un mundo tan cambiante como el actual tan sólo sobreviven aquellas empresas que saben adaptarse a los cambios con rapidez. Y el saber anticiparnos, el ser capaz de tomar la iniciativa, constituye una ventaja competitiva de primer orden y permite que la empresa gane posiciones.



El líder tiene la habilidad de adelantarse a los acontecimientos.
El líder se caracteriza por esta capacidad de "ir por delante", de prever los movimientos del sector. Ello le permite ir tomando las medidas oportunas para que la empresa se encuentre siempre en primera línea. Esta capacidad estratégica es captada por el grupo y en ella se basa gran parte de la
confianza que éste deposita en su líder, en la medida en que entiende que su futuro se encuentra en buenas manos.
El líder se preocupa del corto plazo de la empresa, pero también, y muy especialmente, del largo plazo.
El líder no es una persona que en un momento dado tiene una idea "mágica", sino que su manera habitual de funcionar es mirando siempre hacia delante, señalando nuevos retos, fijando nuevas metas.
Es una persona inquieta, inconformista, soñadora, pero que consigue materializar sus sueños: tiene una confianza ciega en llegar a lograr sus objetivos.
El líder es seguido por el equipo porque genera confianza; su visión de futuro es exigente, pero creíble y motivadora: genera entusiasmo. El futuro que el líder defiende conlleva objetivos difíciles pero alcanzables. Si su idea de futuro fuera meramente utópica nos encontraríamos ante un lunático, no ante un líder.
Su visión de futuro genera un fuerte consenso dentro de la organización. Debe ser un futuro que busque el bien de la empresa, pero también el de cada uno de sus empleados. Si no fuera así, difícilmente conseguiría el respaldo del grupo, y sin este respaldo difícilmente podría alcanzar sus objetivos.
Por ejemplo, si el gerente de una empresa busca maximizar el beneficio a base
exclusivamente de recortes de gastos (incluyendo reducciones de plantilla) no es probable que genere excesivo entusiasmo entre los empleados (el interés de la empresa chocaría con el particular de cada persona).
Si por el contrario, basará su estrategia en mejorar la calidad de los productos, buscando un crecimiento del beneficio empresarial del que se beneficiaran también los empleados, es muy probable que éstos pusieran todo su empeño en lograr este objetivo. Aunque el líder es quien señala los objetivos a largo plazo, en su concreción debe buscar que participen activamente sus colaboradores con el objetivo de conseguir establecer unas metas que todo el mundo sienta como propias.
La organización se siente especialmente motivada cuando lucha por unos objetivos con los que se identifica (y no vienen meramente impuestos).
En definitiva, esta visión de futuro es lo que distingue a un líder de un simple buen gestor.
El buen gestor es capaz de conseguir que los empleados trabajen eficientemente, que se encuentren motivados, que alcance los resultados propuestos, pero le falta esa visión estratégica que es básica para asegurar la supervivencia de la empresa.

Marc Soriano
Coach ejecutivo. 

¿Qué es un Líder?


viernes, 17 de marzo de 2017

El líder nace o se hace? (2)

Es una pregunta que surge siempre que se aborda el tema del liderazgo.
La opinión generalizada es que hay líderes que nacen con capacidades innatas y hay otros que se van formando en su desarrollo profesional.
Las habilidades innatas favorecen el desarrollo del líder, pero a veces resulta más determinante la formación que uno va adquiriendo y la experiencia que va acumulando. Hay técnicas de liderazgo, de toma de decisiones, de conducción de equipos, de motivación, de comunicación, etc. que el líder tiene que conocer y dominar.


Hay que señalar la importancia de asistir a seminarios sobre liderazgo, así como la lectura de libros sobre la materia. También es de gran utilidad conseguir un feed-back del grupo para ver qué se está haciendo bien y donde hay que mejorar.
El ir asumiendo responsabilidades, tomando decisiones, solucionando problemas, haciendo frente a situaciones difíciles, permitirá ir forjando a un auténtico líder.
Por este motivo, no es bueno "Superproteger" a las personas en su desarrollo humano y profesional. Es importante que desde pequeño vayan conociendo el valor del esfuerzo, que se vayan enfrentando a ciertas "dificultades", en definitiva, que aprendan a desenvolverse por la vida.
Hay que favorecer que los empleados vayan asumiendo competencias y que se vayan acostumbrando a enfrentarse a problemas. Se trata de irlos preparando para que en un futuro sean capaces de tomar las riendas de la organización.
La preparación y la experiencia son aspectos que hay que cuidar en la formación de toda persona y es conveniente empezar a hacerlo desde su juventud, para ir desarrollando sus capacidades de liderazgo.
Otro aspecto esencial para poder ejercer un buen liderazgo es conocer en profundidad el terreno en el que uno se mueve.
El líder de una empresa puede jugar un papel secundario en un club de tenis (por ejemplo) del que sea socio si sus conocimientos de este deporte, de cómo funciona su entorno, etc., es limitado.
No obstante, el líder no tiene porque ser un especialista en la materia, pero si tendrá que tener una formación sólida e integral, que le permita tener ideas muy claras y un conocimiento global de la actividad que desarrolla (sea ésta empresarial, deportiva, cultural, etc.).
El liderazgo se basa en un reconocimiento espontáneo por parte del resto del equipo, lo que exigirá dar la talla, estar a la altura de las circunstancias. Si el grupo detecta en él carencias significativas terminará por rechazarlo.
Los subordinados entienden que el líder no tiene por qué conocer hasta el último detalle de cada asunto (para eso están los expertos), pero sí esperan de él un conocimiento suficientemente sólido.

Marc Soriano
Coach ejecutivo.




jueves, 16 de marzo de 2017

Lideragzo (1)

En las metas que plantea el líder persigue tanto el bien de la empresa como el particular de cada uno de los miembros de su equipo. Consigue así que las personas se identifiquen con las metas marcadas, que las hagan propias y luchen por ellas con todo el empeño.

¿Qué es un líder?

El líder es aquella persona que es capaz de influir en los demás.
Es la referencia dentro de un grupo (Ya sea un comercio, una empresa, un equipo deportivo, un curso universitario, una compañía de teatro, un departamento de una empresa, etc.).
Es la persona que lleva "La voz cantante" dentro del grupo; su opinión es la más valorada.


El liderazgo no tiene que ver con la posición jerárquica que se ocupa: Una persona puede ser el jefe de un grupo y no ser su líder y, al contrario, puede ser “El Líder sin ser el jefe”.
El jefe decide lo que hay que hacer en virtud de la autoridad que le otorga su posición jerárquica.
El líder, sin disponer necesariamente de esta autoridad jerárquica, tiene también capacidad de decidir la actuación del grupo en base a la influencia que ejerce, que viene determinada por la "Autoridad moral" que ejerce sobre el resto del equipo. A los miembros del grupo les inspira confianza saber que al frente del mismo se encuentra el líder.
Lo que caracteriza al líder es su habilidad para conducir equipos:
Consigue que cada miembro trabaje y aporte lo mejor de sí mismo en la lucha por alcanzar un objetivo común (Sea ganar el campeonato, mejorar los resultados de la empresa, ganar las elecciones políticas, etc.).
Además de esta capacidad innata para gestionar equipos, el líder se caracteriza también por su visión de futuro. Es una persona que mira al largo plazo, que marca unos objetivos muy ambiciosos para la organización y que consigue ilusionar a su equipo en la búsqueda de los mismos.
El líder anticipa los cambios, se adelanta a los competidores. Una persona que no tuviera esta visión de futuro podría ser un buen gestor, un buen coordinador, pero nunca un auténtico líder.
En las metas que plantea el líder persigue tanto el bien de la empresa como el particular de cada uno de los miembros de su equipo. Consigue así que las personas se identifiquen con las metas marcadas, que las hagan propias y luchen por ellas con todo el empeño.
Una persona a la que tan sólo le preocupara su bienestar futuro difícilmente podría ser el líder de una organización. Esta terminaría por rechazarlo.
Una vez que el líder tiene definida su visión de futuro, luchará con auténtica pasión para lograr los objetivos.
El líder representa para el resto del grupo un auténtico ejemplo de dedicación, de entusiasmo y de coraje. Una persona que tuviera una gran visión de futuro pero que careciese de capacidad de ejecución podría ser un buen estratega, pero nunca un líder.
Por último, hay que señalar que no es líder quien quiere sino quien puede.
Para ser líder hay que tener unas cualidades personales muy sobresalientes que no todo el mundo posee.

Algunas personas poseen esas cualidades de manera innata, aunque también se pueden adquirir a través del aprendizaje y de la experiencia.

M.arc Soriano 
Coach ejecutivo




miércoles, 15 de marzo de 2017

Fracasó 15 veces antes de lograr el éxito.

Existe una vieja frase que dice: "No he fracasado 100 veces, sino que ya he aprendido 100 formas de cómo no hacer las cosas".

El emprendedor Corey Capasso hace gala de ese viejo dicho y es un ejemplo de persistencia, mentalidad, enfoque y empuje. Con tan sólo 26 años, Corey Capasso ya tiene 5 empresas fundadas, pero vayamos al principio.


Con 18 años tuvo su primera idea de negocio, fundando su primer negocio relacionado con el plástico. Capasso observó que la mayoría de la gente cuando tiene un bolígrafo en la mano, suele llevárselo a la boca, mordisquearlo y chuparlo. Así que pensó en hacer plástico especial para "capuchas" de bolígrafos con sabor a frutas. Aquella idea no acabó de despegar, claro que según el propio Capasso no tuvo mucho tiempo para desmotivarse, pues en lugar de pensar en la mala suerte que tuvo, se dedicó a pensar en sus siguientes ideas de negocio.

Capasso continuó llevando a cabo toda idea que le venía a la cabeza. Se calcula que ha puesto en marcha 15 empresas desde los 18 hasta los 26 años, y una de sus empresas, Spinback, fue adquirida por Buddy, y Buddy fue adquirida a su vez por Salesforce, en una operación de 700 millones de dólares.



Capasso cuenta cómo aún siendo un pequeño emprendedor con pequeñas empresas, ha sabido ganarse a clientes importantes de empresas que aparecen en la revista Fortune500.

Su sello de identidad es la persistencia, como cualquier buen emprendedor, pues comenta que en ocasiones, para captar clientes ha debido seguirlos incluso al gimnasio para intentar hacer negocios aunque sea desde la bicicleta estática junto al potencial cliente.

En la actualidad, Corey Capasso vuelve a ser noticia al haber sido capaz de levantar 3 millones de dólares en una ronda de financiación para su última empresa, Nomi, una plataforma de optimización de marketing para tiendas físicas, la cual ya cuenta con clientes cuyas empresas valen 1.000 millones.



¿Qué nos enseña la historia de este emprendedor?


Lo primero que nos muestra, es que, aún sonando a típico, no se fracasa hasta que dejas de intentarlo, no importa cuántas veces caigas, sino la energía con la que vuelves a levantarte, y que una guerra no se acaba hasta que se acaba la guerra, claro que en el tema del emprendimiento, la guerra no termina mientras continúes luchando.

Ahora pensemos por un momento en qué ve un inversor a la hora de invertir en este chico. Básicamente, el inversor sabría que Capasso puede tener éxito o puede fallar (en eso no hay garantías), pero tiene la garantía de que el chico va a dar hasta la última gota de sudor para intentar tener éxito en sus proyectos. Y eso no es poca garantía.

Marc Soriano
Coach ejecutivo

martes, 14 de marzo de 2017

¿Te lo mereces?

Como líder en la empresa ¿Crees que te mereces lo que aún no te has ganado?.

Cuando una empresa contrata a un líder para dirigir un proyecto con su correspondiente equipo, puede llegar a pensar que tiene algunos derechos como jefe, como CEO, como líder, etc... incluso algunos empresarios se creen con el derecho de recibir cierto trato por parte de sus trabajadores. "Soy el jefe, el dueño, el CEO, y no tengo que hacer nada para ganarme ciertos derechos exigibles a mis empleados. Sencillamente me los merezco".

Las 5 trampas en las creencias de un líder que debe evitar a toda costa,


1. Quieren ser respetados sin respetar.
Un gerente tiene subordinados, mientras un líder tiene seguidores. El respeto es de esas cosas que ni el dinero puede comprar. Con dinero puedes comprar la falsedad de las personas en el trato hacia tí. Con tu estatus en la empresa puedes comprar el miedo, pero el respeto hay que ganárselo, ya que es una cuestión personal del carácter y capacidades.

2. Necesidad d adulación.
Si tu ego necesita constantes adulaciones, con el tiempo te enfrentarás a demasiados problemas en los negocios, e incluso con la pérdida del respeto y reconocimiento. Las personas que necesitan constantemente las medallas rara vez son personas de fiar, ya que tienden a apoderarse del mérito general para hacerlo personalmente individual.

3. Exigir sacrificios.
Y más en una situación como la actual, muchos líderes sienten que tienen derecho a exigir sacrificios a los demás. Las personas racionales estarán dispuestas a sacrificarse por la empresa por diferentes razones. Sin embargo, toda persona que hace un sacrificio quiere que ese esfuerzo sea reconocido adecuadamente.

Cuenta Mark Sanborn que una empresa de fabricación se enfrentó a una crisis empresarial, pidiendo sacrificios a sus trabajadores en salarios, beneficios y en horas de trabajo. Los empleados estuvieron de acuerdo a la hora de aceptar esta situación. Gracias a esos sacrificios y esfuerzos de los empleados, la empresa volvió a ser rentable, aumentando considerablemente sus ingresos y beneficios, pero la empresa nunca premió a los empleados por los sacrificios pasados.

Los empleados se sintieron traicionados y moralmente hundidos. La vida da muchas vueltas, por lo que si el día de mañana esa empresa atravesara por la misma situación y volvieran a necesitar un esfuerzo de los trabajadores, éstos sí estarían en su derecho de decir: "que se sacrifique él"

4. Confianza.
La relación en los negocios únicamente es posible gracias a que se basa en un pilar fundamental: la confianza. Confianza con tus proveedores, los clientes te compran porque tienen confianza en tí, etc... pierde la confianza como empresa y tu negocio estará muerto. Si no te ganas la confianza de tu equipo, jamás serás un líder. Un famoso gurú de la dirección empresarial y gerencia, Tom Peters, respondió a la pregunta: ¿Cómo me puedo ganar la confianza de mi equipo?. Peters sólo dijo: "Debes ser digno de confianza. No hay otra forma o estrategia".

5. Creer que tus empleados son tus amigos.

Un gerente puede contar un chiste malo y todos se reirán. Si pregunta quién lo puede acompañar a llevar su coche al taller, todos se ofrecerán voluntarios, pero los empleados no son tus amigos, aunque se comporten como tal. De hecho, no esperes amistad por el simple hecho de que trabajan contigo. La amistad, también hay que ganársela.


Marc Soriano 
Coach ejecutivo

lunes, 13 de marzo de 2017

Cómo puedes librarte de un trepa... sin perder las formas

Hablar cara a cara con quien pretende vivir y crecer profesionalmente a costa de tus logros es una de las mejores opciones para desenmascarar a estos individuos, inseguros por naturaleza y muy mediocres.



¿Llevas semanas trabajando en un proyecto para tu jefe y descubres que tu colega, ese que nunca te ha prestado atención, se muestra extrañamente atento? Cuidado, porque te puede pisar la idea, hacerla suya y, antes de que te des cuenta, habrá vendido tu trabajo como propio. «Si además es muy receptivo cuando recibes alabanzas de tu superior, suele significar que, por detrás, te la está jugando».

Éstas son las pistas para anticiparse a las tretas de un trepa profesional. «la falta de seguridad en uno mismo escondida tras la historia de lo bueno que es uno. Se trata de alguien débil que podrá caer ante la seducción de un posible ascenso».

El trepa seduce, engaña y cautiva con su actitud, tanto a los que quiere utilizar como canal para crecer como a los jefes. Para librarte de este parásito la clave está en detectarlo a tiempo. Estas recomendaciones pueden ayudarte a conseguirlo.

Dobleces. 
El trepa es medianamente competente pero no lo suficiente como para destacar por sí mismo. Por ello utiliza rumores, peloteo, dobleces y desprestigios que va desplegando sutilmente.  «tiene un doble objetivo: evitar que cualquier otro destaque, e intentar a toda costa ganarse a sus superiores. El fin último es más reconocimiento, que se puede traducir en mayor salario, determinados privilegios o promociones».

Conflictos.
Este personaje es nocivo en el equipo, genera conflictos o es de los que llega al engaño y la trama para ascender. Si tienes la más mínima sospecha, actúa. Te aconsejo «hablar con él directamente. Cotillear no ayuda más que a acrecentar el malestar de todos los afectados». Considera que es importante hablar utilizando una estructura en la que el trepa no se sienta acusado, «tratar primero el comportamiento no deseado, después de cómo te hace sentir y, por último, hacer una petición directa».

Defensa.
El trepa suele ser inseguro y necesitado de aplauso y también tiene mucha ansiedad. Es una persona que, con toda seguridad, está en peor situación que una persona normal». Por eso, una de sus recomendaciones para ignorar sus intenciones es «enfocarnos en nuestro trabajo y objetivos, los suyos están claramente dispersos. También es aconsejable dejar todo por escrito, y poner en copia tanto a los compañeros como al jefe». «Sobre todo no mostrarnos débiles, serviles o inexpertos. Si nuestra ventaja competitiva se basa en hechos y logros, hará que seamos imbatibles.

Evidencia.
La coherencia consiste en hacer lo que se dice, y en decir lo que se piensa o se siente. Es en este último aspecto donde descubrimos a quien no viene de frente». Y esa evidencia es lo que puede desenmascarar a este personaje: 
«Es bueno conversar con él sobre inquietudes y valores. En ese terreno se mueve con dificultad, y debe jugar en una simulación permanente. En ese cara a cara, el trepa quiere apropiarse de información, pregunta mucho y cuenta poco. Suele pedir más de lo que da». «Cuando actúa ante terceros, especialmente ante quienes desea lucir la medalla robada, sus frases se llenan del ‘yo, ‘mi’, ‘me’ y ‘conmigo’». 
«Cuando habla de ‘nosotros’ para contar una idea o un logro que no le pertenece. Esto también es aplicable a momentos en los que participa de un proyecto de otra persona, y al dar su opinión habla en primera persona del plural».

Seducción. 
Una de las habilidades del trepa es la seducción que, junto con el engaño, maneja a su antojo. Este prestidigitador de emociones es capaz de detectar la idea más brillante y, además de hacerla propia. Una vez que se ha colgado la medalla, tratará de convertirte en su aliado con la promesa de compensarte cuando consiga sus objetivos, que antes eran los tuyos. Para evitar ser tentado por esos encantos, te recomiendo «ser precavido y no mostrar a los demás las ideas creativas antes de haberlas hablado con el jefe y, sobre todo, no criticar a los demás, pues será un arma que muchos podrán utilizar en tu contra en el futuro».

Paciencia.
Y ante la certeza de que alguien quiere crecer en la empresa a tu costa, paciencia y prudencia. «La mentira y las malas artes dejan rastro, es cuestión de tiempo que salgan a la luz». No caigas en el juego de los rumores y las difamaciones por la espalda, «en esa partida, perder es muy fácil. La mejor receta es no dejarse contagiar».

Marc Soriano
Coach ejecutivo