jueves, 29 de enero de 2015

Una queja, una empresa.

Había un hombre llamado Ferruccio, el cual era un agricultor que con el tiempo comenzó a fabricar tractores. Su negocio tuvo tanto éxito que se convirtió en uno de los hombres más ricos de Italia. Ferruccio se compró un Ferrari, pero no estaba muy contento con el dinero que se había gastado y los problemas que le estaba dando el coche.


Sus conocimientos de mecánica le llevaron a averiguar que aquel Ferrari tenía el mismo embrague que algunos de sus tractores, por lo que obviamente fue a quejarse directamente al dueño de Ferrari, pero no llegaron a ningún acuerdo.

Ferruccio dijo que Enzo Ferrari era un hombre muy arrogante, mientras que Enzo Ferrari insultó a Ferruccio diciendo que era un campesino y que el problema era él y no el coche.

Ferruccio le prometió a Ferrari que haría un coche mucho más lujoso que el suyo y para gente que realmente apreciara la exclusividad y calidad. Finalmente, los esfuerzos y venganza de Ferruccio se han traducido en la creación de una de las marcas de coches más potentes y de prestigio de nuestros días.

Por cierto, este campesino se llamaba Ferruccio Lamborghini.

Marc Soriano
Coach ejecutivo

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