miércoles, 30 de enero de 2019

Las 4 fases para lograr el éxito en todo lo que haces

“Es que él nació con talento para ser futbolista”. “Ella tiene una gran genética para el baile, por eso es que es tan buena”. “Hay que nacer con el don de liderazgo para ser gerente, lástima que yo no haya nacido con él”.


Esas son las clásicas excusas de las personas que carecen de perseverancia para alcanzar el éxito en una materia determinada. Todo lo resumen en el talento o la genética de las personas, sin fijarse que para que esas personas logren ser diestras en algo es porque se pasaron horas y horas practicando. La práctica hace al maestro.


Fases para lograr el éxito

¿Cómo alcanzar el éxito en todo lo que hacemos en la vida? Primero, alcanzar el éxito en todo es imposible. Nuestro tiempo no es el suficiente como para practicar en extenso cada una de las cosas que hacemos en el día a día.

Debemos ser conscientes que seremos buenos en algunas cosas, regulares en otras, y discretos en otras tantas. Segundo, debes saber en qué fase de conocimiento te encuentras en cada una de las cosas que haces, desde tus hobbies hasta tu emprendimiento. Sólo ubicándote mentalmente lograrás el éxito que deseas.

Fase #1: 

Es la fase en la que todo nos resulta de color de rosa. Consigues el primer empleo, inicias tu negocio, te enamoras de esa chica que tanto te gustaba, comienzas a practicar un nuevo deporte. Sin embargo, como careces del conocimiento necesario o de la experiencia requerida, tenemos la actitud sin embargo, no somos buenos en lo que hacemos.

Los errores, fracasos y frustraciones comienzan a nacer. Entonces, te percatas que vivías en un mundo de fantasía. Te das cuenta que alcanzar el éxito no es nada fácil. Comienzas a perder lentamente el amor por lo que haces.

Fase #2: 

Es la fase más peligrosa de todas. Es en la que la mayoría de personas renuncian. Surgen pensamientos como los que citamos al inicio de este artículo. Es el momento de reflexionar y no abandonar. Hay que ser conscientes que esta etapa pasará, que el desconocimiento no es eterno, que estamos destinados al éxito.

Los que tienen un trabajo o un negocio suelen rendirse. Sin embargo, te recomendamos que perseveres, que aprendas y practiques durante los tiempos libres que tengas. No te faltan cualidades, lo que te falta es práctica.

Fase #3: 

Las horas de práctica continua comienzan a dar resultados. Empiezas a tener tus primeros aciertos. Sin embargo, sabes que cualquier descuido te devolverá a la fase anterior. Así que haces un planeamiento exhaustivo para hacer tu tarea de la mejor manera.

¿Sabes por qué lograste superara la fase #2? Porque aprendiste de tus errores. Ese autoconocimiento es fundamental para lograr el éxito. Sólo cuando conocemos nuestros errores, podemos elaborar estrategias para salir del pozo en el que nos encontramos.

Fase #4: 

Es la fase del éxito. Ya no necesitas planeamiento ni una atención excesiva en lo que haces. Todo fluye naturalmente. La práctica por horas y horas hace lo suyo. Te has vuelto diestro en algo. Ya dominas perfectamente el balón, eres un líder entre tus colaboradores, logras bailar como un profesional. Todo es alcanzable con la práctica constante.

Nuestra conclusión es que para ser bueno en lo que haces bastan estos 4 principios de éxito:

.- El trabajo.
.- El enfoque.
.- La persistencia.
.- El sudor.

Ahora, te dejamos una tarea sencilla. En un papelito escribe todas las actividades que haces día a día. Desde tus hobbies, tus pasatiempos y tu propio trabajo, absolutamente todo. Al costado, escribe el número de fase en el que te encuentras en esa determinada actividad. Comprométete a practicar aquellas actividades en las que te hacen falta destreza. Enfócate en el éxito y lo lograrás.

Marc Soriano
Coach ejecutivo

lunes, 28 de enero de 2019

Dificultades del líder

Entre los peligros que acechan al líder y que pueden determinar que su influencia sobre la empresa pueda llegar a ser negativa, podemos señalar los siguientes:
Endiosamiento: todo líder debe tener un nivel de autoconfianza elevado, pero sin llegar a caer en el endiosamiento.



El líder se suele mover en círculos de poder, se codea con gente influyente, sus ordenes se cumplen sin objetar, nadie cuestiona sus decisiones, su presencia infunde respeto a sus subordinados, entre sus ayudantes abundan los aduladores en busca de su favor. Todo ello puede hacer que poco a poco el líder se termine endiosando, creyéndose un ser superior, infalible, en posesión de la verdad.

A partir de entonces comenzará a no preocuparse por escuchar otras opiniones, a pensar que no necesita pedir consejos; se irá convirtiendo en un ser autoritario que todo lo gestiona a base de órdenes.
El líder se hace distante, prepotente, avasallador, y la organización comienza a
perderle su estima.

Todo ello va deteriorando el ambiente laboral: un líder endiosado no es capaz de motivar.
Su soberbia le lleva a cometer errores que no reconoce y de los que responsabiliza al resto del equipo.

Es frecuente la siguiente paradoja:
Los líderes más destacados, aquellos con más motivos para estar endiosados, son precisamente los que menos lo están, mientras que aquellos otros con apenas méritos son los que más.
Para evitar el endiosamiento hay que cultivar la virtud de la humildad. También es fundamental rodearse de gente con personalidad, personas que sepan defender sus ideas y llevarle la contraría al líder cuando sea necesario.
Perder contacto con la realidad: el líder dedica cada vez más tiempo a los temas estratégicos y comienza a despreocuparse del día a día, de mantener contacto con la realidad, con el trabajo de base.

Al perder contacto con la base del negocio (los clientes, los comerciales, los proveedores, etc) empieza a perder información fundamental para seguir entendiendo el negocio, para anticipar cambios, para ver por donde van los competidores.
La información que recibe a través de los conductos reglamentarios es de peor calidad, cada escalón jerárquico supone un filtro (los empleados suelen ocultar información que creen que puede molestar al jefe).
Normalmente, mientras más alto está una persona en la organización peor es la calidad de la información que recibe.

Quedar obsoleto: hay líderes que no evolucionan, que suelen aplicar siempre el mismo modelo de actuación, aquél que tan bien le funcionó en el pasado. No parecen darse cuenta de que en un mundo tan cambiante como el actual, cada vez más complejo, lo que funcionó en un momento determinado puede no ser útil unos años más tarde.
Complacencia: el líder puede llegar a sentirse satisfecho con los logros conseguidos y esto puede llevarle a bajar la guardia, a considerar suficiente tratar de mantener el nivel actual de la empresa, lo que, en un mundo tan competitivo como el actual, es una planteamiento tremendamente peligroso, que puede ser el inicio de la decadencia.
Pérdida de motivación: el líder que está muchos años al frente de la misma empresa puede terminar perdiendo la ilusión por el proyecto.

Cuando una actividad se hace rutinaria pierde su atractivo inicial, aquel sentido de "aventura" que tanto ilusionó en su momento y que le llevó a ver su trabajo como un auténtico desafío.

Cuando esta ilusión se pierde, la dedicación al trabajo y el nivel de rendimiento se resienten inmediatamente.

Marc Soriano 
Coach ejecutivo

viernes, 25 de enero de 2019

La trampa de la Amabilidad

Los Equipos Amables llegan los últimos”, libro publicado por Brian Cole Miller en 2.010, defiende una teoría “políticamente incorrecta” que comparto totalmente pues, al margen de su lógica intrínseca, trasciende el conservadurismo seudo-hipócrita de quienes siempre suelen decir solo lo que los demás quieren oír.

Admitida universalmente la Amabilidad como una de las herramientas de relación social probadamente más efectivas, es también cierto que su inapropiado uso puede degenerar en prácticas desnaturalizadas cuyo resultado arruine los buenos propósitos que a ella inicialmente se le presuponían.

En resumen, la idea de B. C. Miller se centra en asegurar que los Equipos de Trabajo de cualquier organización son menos eficientes si lo que se pretende es que, prioritariamente y en todo momento, reine la Amabilidad en su seno. Cuando un Equipo se encuentra demasiado concentrado en ser a toda costa Amable pierde capacidad de discrepancia interna en la búsqueda de soluciones a los problemas, pues sus miembros temen agraviar a los demás con sus inconformidades y desacuerdos.

Si para evitar la confrontación actúa el Amabilismo (muchas veces en forma de silencio defensivo) las ideas no vuelan y la apatía resignada se instala en un almibarado y rutinario proceder que solo consigue el estancamiento del progreso en el trabajo. Gana la paz y pierde la eficacia cuando, es un hecho evidente, nos encontramos en tiempos económicos de guerra y resultados.

Sin lugar a dudas, todos podremos encontrar múltiples ejemplos propios que dibujan situaciones en las que hemos preferido ignorar cierto problema con algún compañero de trabajo para salvar el supuestamente necesario “buen ambiente laboral” que, sin quererlo, se verá perjudicado con seguridad en cuanto el desencuentro inicial crezca y genere una verdadera incompatibilidad interpersonal.

Eludir el compromiso, cuando este si proceda, de la búsqueda del contraste de ideas y pareceres escondiéndonos en el silencio reactivo y terapéutico es la mejor manera de ejercitar la dejación de nuestras responsabilidades profesionales, minimizando la personal aportación de valor a los objetivos comunes de la organización, sea cual sea el nivel y alcance de nuestro puesto de trabajo.

Brian Cole Miller define nueve tipologías profesionales que recogen la diversidad de comportamientos positivos que pueden observarse individualmente en los miembros de un Equipo de Trabajo, cuya naturaleza innata se suele distorsionar cuando se busca instalar la Amabilidad por concepto y a golpe de martillo:

El Pacifista, que media para que todos se lleven bien: Asume una armonía artificial para evitar conflictos.

El Campeón, que lidera de forma natural: Acepta las cosas como son para no perder apoyo.

El Perfeccionista, que busca en todo la excelencia: Se resigna a la mediocridad.

El Enérgico, que fomenta el dinamismo y la actividad: Tolera la ralentización de las tareas.

El Guardián, que cuida y protege a los demás: Se inhibe para no crear agravios comparativos.

El Observador, que analiza y entiende los problemas: Se abstrae para evitar conflictos.

El Individualista, que explora caminos por sí mismo: Se retrae para evitar un exceso de protagonismo que moleste a los demás.

El Triunfador, que consigue lo que se propone: Minimiza los objetivos para no presionar al Equipo.

El Solidario, que ayuda siempre a los demás: Teme no estar al nivel exigido.

Ser amable es generalmente conveniente pero no puede ser convenido por decreto, pues confundir la Amabilidad con el Amabilismo es tanto como afirmar que un exceso de aceite lubricante siempre mejorará el rendimiento de un motor. Una vez más, todo deberá ajustarse a su punto de equilibrio y el proceder de las personas en las empresas todavía aun más, si lo que realmente buscamos es minimizar el siempre doloso pago del precio de ser demasiado Amable en el trabajo…

Marc Soriano
Coach ejecutivo

miércoles, 23 de enero de 2019

Coaching ejecutivo

Descripción del "producto": 

Las pymes necesitan en muchas ocasiones a expertos en temas concretos no habituales para ellas y, en estas ocasiones, no pueden permitirse el lujo de incluir en su plantilla al mejor experto, siendo además estas necesidades variables en el tiempo. El servicio que ofrecemos de "Apoyo estratégico a la Alta dirección" consiste en la contratación de directivos cualificados adhoc y para temas concretos, y podemos clasificar en dos variantes o modalidades:
Para temas concretos y momentos puntuales
O bien de manera continuada, integrando a uno o más de nuestros especialistas dentro de las sesiones de trabajo en el Comité de Dirección o al Consejo de Administración y / o Asesor

.
El objetivo de esta contratación por sesiones es contratar externamente los servicios de un experto para temas concretos. Este ayuda a resolver conflictos, dudas, apoyar decisiones, analizar situaciones, momentos críticos o estratégicos de la empresa, bien sea de forma esporádica o continua.

Nuestra Consultoría ofrece este servicio específico a la pyme como una ayuda al comité de dirección del cliente que en cualquier momento puede contratar los servicios del experto en cada área o tema propuesto, de cara a la solución real de los problemas. El experto se involucra en la empresa y da su asesoramiento como un miembro más de ella.
En función de las necesidades concretas de cada momento la Consultoría se compromete a suministrar el consultor más adecuado para resolver cada situación planteada.

La Consultoría aportará a un profesional de solvencia contrastada para cada una de las sesiones específicas contratadas.


Un Ejemplo práctico (Caso de Éxito)



Empresa del sector alimentación, en un proceso de consolidación, con cuatro propietarios, tres de los cuales ejercen funciones directivas. Después de un trabajo de consultoría e implantación desarrollado en varias fases (centradas básicamente en estrategia, organización - procesos, y trabajar con la familia empresaria), nos invita a crear su Comité de Administración así como a participar activamente en el mismo.



Paralelamente se ha creado un Comité de Dirección donde regularmente uno de nuestros consultores, según el orden del día y los asuntos a tratar con lo que complementamos sus competencias de manera flexible.


En ambos comités se diseñar nuestra función como una colaboración en apoyo en la preparación de las reuniones, análisis previo, introducción de elementos analíticos de reflexión, propuestas de valor, refuerzo en la visión y en los indicadores de seguimiento, etc.
Asimismo nos constituyó como un complemento y apoyo continuado a la Dirección General en su toma de decisiones.

Marc Soriano
Coach Ejecutivo

lunes, 21 de enero de 2019

El perfil de empresario

Un emprendedor no nace sino que se hace. ¿Qué cualidades personales son especialmente idóneas para dar el salto al emprendimiento? El perfil ideal de empresario engloba acittud, iniciativa, vocación profesional y talento.



Cualidades del empresario de éxito

Un empresario es una persona que se siente cómoda al salir de su zona de confort, se adapta a los cambios con facilidad y visualiza en su mente la idea de negocio que tiene y confía en las posibilidades que tiene dicha idea. Por ello, focaliza todo su trabajo hacia esa dirección. Un líder es una persona innovadora y creativa que va más allá de lo que otros ven para convertir en oportunidades ciertos retos.

Un empresario exitoso es además un profesional que transmite una gran credibilidad a nivel personal gracias a la coherencia entre pensamiento y acción. Suma no solo una buena formación teórica sino también experiencia práctica. Un buen empresario transmite pasión en sus palabras porque defiende aquello en lo que cree. Es una persona inquieta a la que le gusta aprender, por esto, está informado constantemente sobre asuntos de negocios, consulta publicaciones especializadas, realiza cursos de formación…

Un empresario se siente afortunado por hacer aquello que le gusta. Además, tiene una visión positiva de la realidad y este optimismo es un protector emocional para no tirar la toalla ante los momentos de dificultad. Del mismo modo, este optimismo también reduce el estrés.


Más competencias de un emprendedor

Un emprendedor es una persona que valora de una forma especial la autonomía de ser su propio jefe. Son personas con un alto nivel de autoconfianza que tienen una excelente orientación al logro y son capaces de trabajar duro por sus objetivos. Son personas inquietas a las que les gusta mostrar su saber, por ello, tienen mucho carisma. Son personas con una gran capacidad de liderazgo que destacan con un proyecto concreto.

Marc Soriano
Coach ejecutivo

viernes, 18 de enero de 2019

Cinco claves para espantar las preocupaciones

¿Sientes que no disfrutas los buenos momentos de tu vida porque siempre estás preocupado(a) por algo?¿Piensas casi permanentemente en el futuro de tus hijos, en problemas económicos o de salud? ¿Esos pensamientos hacen que te cueste conciliar el sueño? ¿La mayor parte del tiempo te sientes amargado por diferentes problemas?



Es necesario que aprendamos a liberarnos de esos pensamientos negativos y que aprendamos a vivir plenamente, aprovechando todo lo bueno que la vida tiene para ofrecernos. Si te sientes abrumado(a) por las preocupaciones, este artículo es para ti.

¿Por qué nos preocupamos tanto?

Muchas personas se preocupan porque creen que esta es la mejor manera de prevenir o resolver los problemas. Sienten que si no se preocupan, están siendo irresponsables. Si no piensan en los problemas o posibles problemas, éstos aparecerán y traerán graves consecuencias.

Si bien es cierto que un cierto grado de preocupación nos ayuda a evitar o resolver algunas situaciones, la preocupación exagerada, la que nos impide relajarnos para disfrutar de un bonito día de sol o de una fiesta, no aporta nada positivo a nuestra vida, sino todo lo contrario.

No es útil preocuparse cuando…

…se trata de una situación del pasado. Es obvio que no se puede hacer nada para cambiar lo que ya sucedió. Lo que sí se puede hacer es aprender del error o intentar mejorar las consecuencias en el presente, pero no se puede modificar el pasado.

…es un problema que no tiene solución, o cuya solución no está en nuestras manos. Si no podemos hacer nada al respecto, la preocupación no tiene sentido, ¿verdad? Claro, no es tan sencillo, pero debemos hacer el esfuerzo de abandonar esos pensamientos negativos e improductivos que nos amargan el día.

…es un problema que tiene solución. Si puedes hacer algo respecto del problema que te preocupa, entonces deja de preocuparte y ponte manos a la obra. En otras palabras: haz lo que tengas que hacer. Si la solución no está en tus manos, luego de hacer todo lo que esté a tu alcance, deja de preocuparte, pues ya hiciste todo lo que podías.

Claves para dejar las preocupaciones de lado

Este es un ejercicio que puede ayudarte a mirar los problemas con mayor objetividad y a lograr que las preocupaciones no invadan tus pensamientos permanentemente.

1. Primero, describe el problema que te preocupa, con lujo de detalles.

2. Luego, escribe todo lo que crees que podría suceder.

3. Lee lo que has escrito y trata de pensar objetivamente. ¿No estarás exagerando un poco sobre las consecuencias que podría tener el problema?

4. Intenta pensar en lo que diría de esto la persona que más admiras. ¿Cuáles son las diferencias, en comparación con lo que tú piensas?

5. Tacha lo que quizás podría ser un poco exagerado y, probablemente, verás que el problema no es tan grave como parecía en un principio.

Y para finalizar, algunos otros consejos para minimizar las preocupaciones y disfrutar de la vida:

- Enfócate en los pensamientos positivos. Cada vez que te sientas preocupado por algo, concéntrate en cambiar ese pensamiento por uno positivo.

- Disfruta lo que sí tienes y agradécelo. Todos tenemos razones para sentirnos bien; solo es una decisión que debes tomar: enfocarte en aquello que sí tienes y no en lo que te falta. Los motivos para ser agradecido son muy personales, pero puedes disfrutar y agradecer, por ejemplo, el hecho de tener un hogar, una familia, que puedes sentir el sol en tu rostro, que puedes disfrutar de una ducha caliente, entre muchas otras cosas más.

– Ten la seguridad de que cualquier problema que se presente, podrás resolverlo o superarlo. La preocupación muchas veces viene del miedo. El miedo nos hace ver cada problema más grande de lo que realmente es. Una clave: vernos y sentirnos nosotros mismos más grandes que el problema en cuestión. Para ello es necesario tener confianza en uno mismo y saber que no hay adversidad que no seamos capaces de superar.

- Busca ayuda. Si en verdad te sientes tan agobiado por las preocupaciones y los problemas que no puedes ser feliz por eso, a pesar de haberlo intentado, quizás sea el momento de buscar ayuda profesional.

Y nunca olvides lo siguiente: aunque a veces nos cueste ver esto con claridad, estar bien y ser feliz son decisiones que se toman. Debemos hacernos conscientes del gran poder que está dentro de cada uno de nosotros. Cuando nos proponemos algo, solo debemos tener confianza en que lo podemos lograr y hacer lo que corresponda para conseguirlo.

Marc Soriano
Coach ejecutivo

miércoles, 16 de enero de 2019

¿Sabes qué es la ilusión del optimista?

Infinidad de estudios científicos y sus resultados confirman el dominio de la intuición en la mente humana, por encima de la razón. ¿Esto qué quiere decir? Significa que nuestro cerebro nos intenta hacer creer en una realidad en la que somos “supuestamente” los controladores de nuestras acciones. Sin embargo, esto no es ni mucho menos cierto.



La científica inglesa Tali Sharot afirma que existen tres ilusiones que nos “hacen” percibir y ver el mundo muy positivo, fácil y de color de rosa.

¿Qué es la ilusión de superioridad?

Sharot realizó una encuesta en la que pedía la percepción personal de varios sujetos en cuanto a sus habilidades de conducción. Resulta que el 93% de los encuestados creía estar por encima de la media creyéndose “muy buenos conductores”. Este porcentaje obtenido es imposible ya que no todos podemos ser superiores al promedio dentro de un mismo campo.

A este hecho Sharot lo denomina ilusión de superioridad. Pero también podríamos tomar como ejemplo de lo anterior las elecciones que realizamos cada día. Si nos preguntan cuales son las causas o los “porqué” a como elegimos vestir, vivir o cualquier acto que dependa directamente de nosotros, seguramente responderemos con muchas razones lógicas para nosotros mismos o, lo que es lo mismo, excusas para sentir que lo que elegimos fue la mejor opción y justificarnos positivamente.

¿Y la ilusión introspectiva?

Solemos pensar que nuestros motivos son apoyados por nosotros mismos y están justificados. A este hecho Sharot lo llama la ilusión introspectiva.

Con respecto a los malos momentos y altibajos de la vida, solemos sobreestimar las experiencias positivas que nos ocurrirán en un futuro y no tomamos consciencia o importancia de lo negativo que pueda ocurrir, infravalorándolo.
Descubriendo el sesgo optimista

Tenemos tendencia a pensar que no nos ocurrirá ningún problema o que somos invulnerablesen cualquier parcela de nuestra vida. El futuro será mucho mejor que el presente. Con esto no estamos afirmando que todo lo que tenga que pasar sea malo, para nada. Pero sí que debido a este sesgo optimista podemos salir adelante, continuar sin pararnos e incluso no reflexionar en las posibles consecuencias no tan positivas que puedan ocurrir y que, precisamente son de las que mas podemos aprender.

La parte positiva de estos resultados, que la hay, es que podemos ser conscientes de esta visión optimista de la vida ya que es parecido como con las ilusiones ópticas, que aunque las entendamos no desaparecen.

Es cierto que vida, lo que eres tu ahora, tenemos una. El optimismo es vital para gozar infinidad de preciosos momentos, experiencias y lo mas importante, nos permite compartir el amor y la ilusión por la vida, la de ahora.

Pero, ¿Qué es el optimismo?

El optimismo nos permite confiar en nuestras capacidades y posibilidades, enfrentando con perseverancia y estado anímico muy positivo ante cualquier dificultad que se nos presente en el camino. Nos ayuda a descubrir lo bueno de las personas que nos rodean y a aceptar todo tipo de favores que nos ofrezcan de corazón.

Ser optimistas nos permite encontrar soluciones, ventajas y posibilidades ante los inconvenientes surgidos. La diferencia de su valor opuesto, el pesimismo, es que la primera nos insiste en apreciar todas las cosas, lograr que nuestras actitudes cambien.

El optimista refuerza y alimenta su perseverancia, deteniéndose a pensar en todas las posibilidades y tomando la que considera pertinente para esa ocasión. Esto evita que se engañe ante una falsa realidad que le asegura una vida más fácil y placentera.

Por ello, y para que os quedéis con buen sabor de boca os dejo estas frases sobre optimismo e ilusión por cada día:-La vida tiene su lado sombrío y su lado brillante; de nosotros depende elegir el que más nos plazca.-El optimista cree en los demás y el pesimista sólo cree en sí mismo.-No anticipéis las tribulaciones ni temáis lo que seguramente no os puede suceder. Vivid siempre en un ambiente de optimismo.-Mantén tu rostro hacia la luz del sol y no verás la sombra.-Haz que tu cabeza trabaje a favor tuyo y poco a poco adquirirás la costumbre de no molestarte cuando las cosas vayan mal.-Memoria selectiva para recordar lo bueno, prudencia lógica para no arruinar el presente, y optimismo desafiante para encarar el futuro.-El optimismo es la fe que conduce al éxito. Nada puede hacerse sin esperanza y confianza.

Marc Soriano
Coach ejecutivo

lunes, 14 de enero de 2019

La empatía

Ponerse en el lugar del otro, escuchar antes que hablar, reconocer los sentimientos individuales de cada uno, en el otro. Todo ello forma parte de un mismo enunciado, la capacidad de “empatía” de cada persona.

Empatía es, según el diccionario, la capacidad de una persona de vivenciar la manera en que siente otra, y compartir sus sentimientos. En un sentido más coloquial se trata de ponerse en la piel del otro, entendiendo sus penas, sus alegrías, sus miedos, temores, motivaciones, actitudes, capacidades y manteniendo una escucha preactiva para comprender y captar mejor el mensaje que nos quiere transmitir.


La empatía no significa estar de acuerdo en todo con el otro ya que se puede y además se debe fomentar el espíritu crítico, pero sin perder la empatía y respetando, eso sí, la posición del otro. Una característica fundamental del ser humano es divergir en los pensamientos, emociones y sensaciones por razones educacionales, predisposición genética o por una simple condición hormonal. Si partimos de esta base, se cree que una persona tiene empatía cuando tiene un profundo conocimiento de sí mismo, o lo que es lo mismo ha desarrollado su inteligencia emocional, siendo capaz de razonarse, sentirse e incluso evaluarse.

En ocasiones, se confunde la empatía con la simpatía, y a pesar de la apariencia etimológica, lo cierto es que entre ellas existen notables diferencias. La simpatía hace que uno sienta igual estado emocional que los demás, por el contrario la empatía involucra nuestras propias emociones que nos lleva a entender a los demás. Así, deberíamos tener la capacidad de leer emocionalmente a los demás, escucharlos y simplemente entenderlos.

Los puntos de vista de cada persona seguirán siendo distintos, posiblemente porque cada persona vive en un mundo emocionalmente diferente al del otro, pero aún así, seremos capaces de salir de la ceguera emocional en la que solemos encontrarnos actualmente cuando hablamos con otros seres que divergen, porque sabremos o podremos interpretar adecuadamente las necesidades de los demás.

Marc Soriano
Coach ejecutivo

viernes, 11 de enero de 2019

Un GANADOR nunca se da por VENCIDO

Abraham Lincoln gracias a su perseverancia y determinación dejó un gran legado, por eso es considerado entre los más grandes presidentes de los Estados Unidos, es más conocido por haber logrado que la unión se mantuviera durante la Guerra Civil, al igual que por su decisión de emancipar a los esclavos. Si bien se ha dado mucha atención a sus habilidades como comandante en jefe, Lincoln también fue un diplomático y amante de las artes.





Cuando lees la biografía de Lincoln, nos mencionaba recientemente Barak Obama, te das cuenta que su “ascenso desde la pobreza, su dominio definitivo del idioma y el derecho, su capacidad de sobreponerse a la pérdida personal y permanecer determinado frente a repetidas derrotas… es la prueba irrefutable de un elemento más grande y fundamental de la vida, la creencia perdurable de que podemos readaptarnos constantemente para alcanzar nuestros más grandes sueños”


A todos los grandes hombres de éxito se les ha dado múltiples razones para creer que han sido unos fracasados. Pero, a pesar de eso, han perseverado.

Cada genio PUDO haber sido un «fracasado» Cada persona exitosa, alguien que falló, se equivocó y cometió muchos errores, pero nunca se consideró un fracasado.

Mozart, por ejemplo, uno de los más extraordinarios genios musicales, Un emperador le dijo que su ópera Las bodas de Fígaro era demasiado ruidosa y que tenía demasiadas notas.

Thomas Alba Edison, el más productivo inventor en la historia, era calificado cuando joven alguien imposible de aprender nada. Y a Albert Einstein, el más grande pensador de nuestro tiempo, un maestro de Múnich le dijo: “nunca llegarás a ser alguien en la vida”.

George Bernard Shaw dijo: “Una vida utilizada cometiendo errores no solo es más honorable, sino que es más útil que una vida utilizada no haciendo nada”.

Para derrotar el miedo y romper el ciclo, hay que estar dispuesto a reconocer que va a ser necesario pasar gran parte de la vida cometiendo errores.

Si puedes entrar en acción y te mantiene cometiendo errores, estarás ganando experiencia.

“No progresa quien no comete errores”

Theodoro Roosevelt, Presidente de lo Estados Unidos.

“El noventa por ciento de todos los que fallan no están realmente derrotados. Sencillamente se dan por vencidos”

Marc Soriano
Coach ejecutivo

miércoles, 9 de enero de 2019

¿Podría ser que como Gerente estuvieses mermando la productividad de tus empleados?

Como máximo responsable... Puedes estar haciendo a tus empleados menos productivos en la empresa

La mayoría de gerentes de empresa se preocupan sobre si sus empleados están siendo todo lo productivos que podrían ser. En ocasiones, el trabajador más tóxico para la productividad es el propio gerente, el cual sin darse cuenta, puede estar distrayendo, entreteniendo o haciendo perder tiempo a sus propios empleados, bien sea inconscientemente o bien sea por unas políticas de empresa que ya quedaron desfasadas. 10 formas en que, como gerente podrías estar mermando la productividad de tus empleados y la tuya propia como gerente.




1. No delegar responsabilidad o autoridad a tus empleados.


A menudo, muchos empleados se acaban convirtiendo en ayudantes del gerente, en lugar de tener verdadera autoridad, competencia y responsabilidad. En algunas empresas, muchos proyectos no avanzan al requerir el constante visto bueno del más mínimo detalle por parte del gerente. De esta forma, los trabajadores más creativos sienten que están perdiendo el tiempo. El tipo de empleado que necesita una empresa es aquel cuya libertad le permite trabajar y crear, siendo el responsable tanto de su éxito como reconocedor de sus fracasos. Un gerente nunca sabrá cómo de competente es un trabajador hasta que éste no tenga la capacidad y autoridad como para trabajar por sí mismo, y en muchas ocasiones, parte del freno de los avances son causados por la propia gerencia.

2. Crear un clima de miedo, ansiedad y control en la empresa.

Con los controles rígidos y el miedo se consigue que nadie se pase de la raya, y también se consigue que los empleados no traigan nuevas ideas por temor a ser humillados o atacados. Tampoco serán honestos a la hora de presentarte algunos problemas que están surgiendo en un proyecto o en la empresa en general. Muchos gerentes tienden a confundir la seriedad en el trabajo con ser una persona seria, a menudo de mal humor. Nunca está de más recordar que un líder no tiene súbditos, sino seguidores. No es temido, sino respetado, que es muy distinto. Recordar que los trabajadores pasarán la mayor parte de su tiempo en la empresa, por lo que hay que tener un ambiente amable, cortés y de libertad creativa, nunca un ambiente cortante.

Si como gerente, quieres ponerle la guinda al pastel de la total desmotivación, encárgate de meterles miedo en el cuerpo de que sus trabajos peligran, y verás lo que es una plantilla desmotivada.

3. Pérdida de tiempo con las reuniones innecesarias.

Muchas empresas han escuchado que es bueno comunicarse con sus empleados para hacer un seguimiento de sus objetivos y los problemas con los que se van encontrando, por lo que ahora ponen un día a la semana para hacer una reunión. En diferentes encuestas de clima de laboral, se ha sabido que el 80% de los empleados piensan que estas reuniones semanales son totalmente improductivas. Muchos gerentes estudian detenidamente cuándo es el mejor día de la semana para hacer una reunión semanal. Nosotros llegamos a la conclusión de que ningún día fijo de la semana es el adecuado, pues las reuniones no se deben hacer por defecto, sino por necesidad, lo cual significa que quizás algunas semanas necesites incluso 3 reuniones, y en un mes sólo necesites una. 

Si además, para la siguiente semana, los puntos que se tratan en la reunión, no sólo no se han resuelto, sino que volvemos a ponerlos nuevamente sobre la mesa, los empleados sentirán que es una auténtica y total pérdida de tiempo y un "crematorio productivo". 

4. Romper continuamente la concentración de tus trabajadores. 

Muchos gerentes se olvidan de que vivimos en una era tecnológica, y que los correos electrónicos están para algo. Si llamas por teléfono diciéndole a un trabajador que suba a tu despacho cuando pueda, aunque no pueda, éste subirá, dejando lo que estaba haciendo, lo cual puede ser una tarea sencilla o complicada. En cualquier caso, después deberá continuar. Si usamos el correo electrónico, el trabajador lo verá cuando acabe con lo que está haciendo, lo leerá cuando pueda y de esta forma realmente subirá a tu despacho cuando haya terminado. En la mayoría de ocasiones, le estás llamando para algo que estamos seguros no es un asunto de vital importancia. 

En cierto modo, parte de las horas de las largas e improductivas jornadas laborales españolas, son debidas a esas conversaciones improvisadas en los puestos de trabaja, las cuales, en un alto porcentaje, no se producen entre compañeros, sino entre gerente-empleado. Irónicamente, el control de la productividad, en ocasiones es muy improductivo en la empresa. 

5. No preguntar a los trabajadores lo que necesitan para hacer mejor su trabajo. 

La empresa pone los medios a sus trabajadores para que éstos realicen su trabajo, ¿pero alguna vez la empresa le ha preguntado a sus trabajadores (supuestos profesionales en aquello que hacen) qué necesitan para hacer su trabajo más eficientemente?. 

Muchos trabajadores no hablan por sí solos. Si piensan que les vendría bien un nuevo software que ellos conocen y tú como gerente desconoces, nunca te lo dirán a no ser que se lo preguntes. En otras ocasiones, un trabajador puede estar trabajando con un ordenador demasiado lento, y tampoco te lo dirá por el miedo a que pienses es un desconsiderado por insinuar un gasto extra en la empresa, cambiando ese ordenador en el que han trabajado más de 10 profesionales a lo largo de 12 años y ninguno se quejó. 

6. Atacar a la parte más productiva de la empresa: los comerciales. 

Muchas empresas jamás llegaron a entender este punto. Probablemente los cimientos y motor de una empresa sean sus vendedores, pues si no se vende, de nada sirve el gerente, las máquinas, los empleados o la empresa, y en cambio, el departamento comercial es lo menos valorado de una empresa, donde no se les ponen primas por ventas y en ocasiones se les racanea en comisiones. En otras ocasiones, la política de comisiones para comerciales no existen en las empresas. "Un comercial sin comisiones es como un jardín sin flores o un cielo sin estrellas". Si consigues hacer de tus vendedores improductivos, con el tiempo tendrás una empresa improductiva en su conjunto. Incluso durante una crisis, que es cuando hay menos ventas y más clientes, precisamente es cuando necesitas a los mejores para encontrar esas pocas ventas en la calle y hacerse con esos pocos clientes. 

7. No trasmitir expectativas claras y objetivos concretos. 

A veces lo peor que podemos hacer es no hacer nada. Si nuestros empleados trabajan sin saber a dónde quieren llegar, no sabrán si les falta mucho o poco. Tampoco sabrán si están haciendo un buen trabajo o no. En pocas palabras, no están motivados para alcanzar un objetivo. Ecuación:desconocimiento + desmotivación = Improductividad. 

8. No formar a tus empleados. 

Aunque no tenemos aún los datos de diferentes encuestas, todo parece indicar que aquellas empresas que más han invertido en la formación de sus trabajadores, han conseguido un mayor desempeño en la productividad del negocio en prácticamente todos los aspectos. 

Empleados más formados y preparados se convierten en mejores profesionales. Si tu empresa tiene mejores profesionales, lógicamente será más competitiva en el mercado. Algunas empresas siguen viendo la formación como un gasto prescindible, y realmente es una de las mejores inversiones que una empresa puede hacer, siempre y cuando los trabajadores la elijan libre y voluntariamente. 

9. No permitir el teletrabajo cuando un puesto lo permite. 

No vamos a entrar en el debate sobre si el Teletrabajo es aconsejable o no en la empresa, pues encontraríamos datos en ambos sentido. Nada impide que en un momento dado, durante 15, 30 días o 3 meses, debido a diferentes circunstancias, algunos trabajadores puedan trabajar desde su casa, siempre que su función no requiera presencia física en la empresa. Sabiéndolo hacer, incluso puede suponer un ahorro en la empresa. En ocasiones, el teletrabajo no se lleva a cabo porque las empresas no se fían de sus trabajadores.

Para comenzar, si yo no me fío de un trabajador y siento que debo estar vijgilándole de cerca para que realice su trabajo, sencillamente, a esta persona no le daría ni teletrabajo ni trabajo, sino "telepuerta".

10. El mal trato de la enfermedad en el trabajo.

A.- Una empresa debería tener una clara política sobre este asunto, y en muchas ocasiones se tiene, pero está mal empleada. Ninguna empresa quiere tener de 1 a 5 bajas en una semana, y por tanto, cuando una persona está comenzando con la gripe, se la suele tener hasta que alcanza décimas de fiebre. Es entonces cuando la enviamos a casa, pero esa persona probablemente ya ha contagiado a la mayoría de empleados por no enviarle a casa un poco antes.

La gripe está entre una de las causas que más días improductivos causa en una empresa a lo largo del año, junto con las bajas por depresión. Cuanto este virus entra, hay que cortarlo rápidamente activando una especie de protocolo de emergencia para evitar males mayores.

B.- Algunas empresas se empeñan en tener un trabajador enfermo en la empresa, cuando únicamente necesitaría un par de días de reposo para volver con "las pilas cargadas". De lo contrario, tienes a una persona "presentista", que es peor que "absentista" aumentando incluso el riesgo de accidente laboral. En cualquier caso, es una persona que no está al 100%, y por tanto, es improductiva.

C.- Otras empresas exigen el justificante médico cuando una persona falta un día porque no se sentía bien. A veces un trabajador sólo necesita tomarse una infusión caliente, un paracetamol y dormir 24 horas seguidas. Si le obligamos a ir al médico para traer un justificante le estamos estropeando el día de su recuperación, además de que en ciertas fechas puedes entrar a un consultorio médico con un resfriado y agotamiento físico y salir con la gripe A o cualquier otro virus que circule por allí.

Marc Soriano
Coach ejecutivo


lunes, 7 de enero de 2019

Tienes un don, tienes una oportunidad

Sí, has entendido bien, una oportunidad no una habilidad. Probablemente ya has identificado aquellas tareas que se te dan bien y aquellas que te cuestan un poco más; seguro que tienes recuerdos, ya desde la escuela, de tareas que terminabas o hacías mejor que los demás: pueden ser de diversos tipos, desde terminar los deberes el primero a organizar los juegos, pasando por ganar en las carreras que echabais en el parque.





Pero estas tareas que hacías mejor que los demás no tenían por qué ser las tareas que más te gustaban, precisamente. Aunque, si bien es cierto, la personas tenemos una tendencia a que nos gusten las tareas en las que destacamos porque suelen ir acompañadas de una recompensa social muy poderosa que favorece la motivación intrínseca, es decir, la motivación por la propia tarea.

La distinción entre aquello en lo que destacamos y aquello con lo que disfrutamos es precisamente lo que produce que hablemos de oportunidad, de una ocasión propicia para alcanzar la felicidad. Poco a poco, la sociedad está tomando conciencia de la importancia de las emociones; empieza a comprender que durante muchos años las ha sacrificado en favor de la productividad y, ahora, que hemos conseguido que haya jornadas de trabajo interminables, empezamos a darnos cuenta de que quizá nuestras prioridades no son como nos las hemos planteado.

Así, si quieres tener una familia necesitas un sueldo, un salario que habitualmente (salvo afortunados) implica que te vas a pasar gran parte de tu día trabajando. Quizá para tu empresa lo más importante es que destaques en tu desempeño. Pero… ¿Y para ti?

Que en este trabajo puedas desarrollar tu DON, que puedas desarrollar una actividad en la que realmente disfrutes; una actividad que sume horas a tu vida y que sirva siempre de motor para otros aspectos y no como fuente de amargura y tristeza. Nunca es tarde para cambiar, para vencer a la comodidad de la rutina y dar un paso adelante.

Ahora es un buen momento para reorganizar tu vida; piensa en las horas con las que disfrutas y aquellas en las que actúas como un fantasma. Si las segundas son muchas, no continúes así porque seguro que no merece la pena: llegará el día en el que te arrepientas y ese tiempo que aún no ha pasado ya lo habrá hecho. ¿Te atreves a apostar por tu DON? ¿Te concedes una oportunidad?

Marc Soriano
Coach ejecutivo

viernes, 4 de enero de 2019

Los trabajadores son personas y no números en la empresa

Los números forman parte de una forma evidente de la empresa puesto que un negocio que no es rentable no puede mantener a su plantilla intacta. Sin embargo, una cosa es que el factor económico determine la vida de una empresa y otra muy diferente, que los trabajadores sean tratados como meros números y no como personas en un entorno laboral en el que la deshumanización ha llegado a muchos lugares de trabajo.

Observaciones sobre esta cuestión

Aunque los trabajadores tienen más opciones de sentirse un mero número para la empresa en grandes negocios en los que la distancia interpersonal puede ser más fuerte, conviene recordar que también se puede vivir la presión de un mal ambiente laboral en una empresa pequeña.
Los trabajadores se sienten tratados como números cuando no se sienten escuchados por su jefe, cuando creen que su trabajo no se reconoce de una forma objetiva, cuando sus ideas no se tienen en cuenta… Los trabajadores se sienten tratados como números cuando se sienten muy presionados.

El factor humano en la empresa

Vivimos rodeados de máquinas que hacen el trabajo en la empresa más eficiente. El factor humano en la empresa implica recordar que los trabajadores no son máquinas sino personas que también se dejan afectar por las circunstancias externas y por factores personales. Se pierde el humanismo en la empresa cuando se utiliza el miedo al despido para presionar a los trabajadores.
Un trabajador se siente persona cuando siente que forma parte del lugar en el que trabaja y va contento a la oficina. El humanismo se refuerza a través de la formación constante no sólo de los empleados sino también, de los jefes. Todo jefe debería haber hecho en algún momento de su vida, algún curso sobre inteligencia emocional y comunicación interpersonal.

Marc Soriano
Coach ejecutivo

miércoles, 2 de enero de 2019

Como sumergirse en una sesión de coaching con habilidad.

Una sesión de coaching no es simplemente una conversación entre dos personas.


En una sesión de coaching debe existir un profundo respeto mutuo, sin el cual se producen situaciones de desequilibrio poco adecuadas para el propósito común.


Una ausencia de prejuicios hacia el cliente por parte del coach, elemento que facilita presentarse como una “tabula rasa” en la que se puede escribir una nueva y diferente historia.

Unas normas definidas previamente en la asociación, con las que se afianza la relación de confianza recíproca y se delimita un entorno plácido y seguro en el que interactuar de forma productiva.

Un tiempo predefinido para empezar y acabar.

Un intercambio, donde coach y coachee andan de forma conjunta hacia el objetivo.

Un entorno de confidencialidad, que fortalece y protege los aspectos más íntimos en la relación coach-coachee.

Un compromiso mútuo en el proceso, con el que cada parte se identifica y crea consciencia de su responsabilidad.

Un ánimo por parte del coach de comprender lo que el cliente quiere para él.

Una escucha empática por parte del coach, que permite entender las creencias y valores que posee cada coachee. Un objetivo, sin el cual no hay sesión de coaching.

Una creencia por parte del coach de que el cliente posee potencial para alcanzar la meta.

Un aprendizaje que parte del cliente, el cual es significativo para él y para alcanzar el objetivo que se ha propuesto.

Una exploración presente y futura centrada en el “quién”.
Finalmente, entre muchas otras sensaciones que seguro me dejo atrás, debe establecerse un plan de acción para posibilitar el alcance de metas relevantes.

Marc Soriano
Coach ejecutivo