En los
momentos de bonanza el líder se debe preocupar de dotar a la empresa con los medios
adecuados (humanos, tecnológicos, financieros, etc.) para poder afrontar con éxito
situaciones delicadas que se puedan presentar en el futuro.
El éxito de
una organización en momentos de crisis va a depender principalmente de contar
con un equipo unido, competente, preparado, capaz de hacer frente a la
situación.
Una de las
principales obligaciones del líder es rodearse de un equipo de primer nivel,
que sepa reaccionar en momentos de dificultad.
En estos
momentos delicados no se puede admitir la menor división dentro del equipo.
En situaciones
de crisis el equipo tiene que actuar como una piña.
Por otra
parte, el líder permanentemente mira hacia adelante, lo que le permitirá
detectar con rapidez cualquier signo que anuncie dificultades.
Esto es una
variable crítica: mientras antes se afronte un problema, mayores serán las probabilidades
de superarlo con éxito.
El líder es el
timonel de la organización y si su papel es importante en tiempos normales, aún
lo es más en momentos de crisis.
En entonces
cuando el líder tiene que dar realmente la talla.
En momentos de
crisis no se puede perder el tiempo en buscar excusas,
justificaciones,
o culpables: hay que buscar soluciones; ya habrá tiempo más adelante para
analizar lo ocurrido.
En estas
situaciones de incertidumbre y preocupación, los empleados tienen que percibir que
el líder está al frente.
El líder debe
hacerse más visible, debe mostrar ostensiblemente a la plantilla que está al frente
y que todo está bajo control (es fundamental dar la cara, no esconderse).
El líder debe
mantener la calma y proyectar una imagen de serenidad, lo que contribuirá a que
la organización se tranquilice y pueda actuar de manera más eficiente.
El líder
empezará por evaluar la situación, con objetividad: tiene que conocer con precisión
la realidad, por dura que ésta sea.
Es esencial
disponer de una información completa y veraz lo que le exige ir su fuente, y si
ello requiere saltarse niveles jerárquicos y contactar con la base de la
organización el líder tendrá que hacerlo.
Es importante
hablar con todos los niveles de la empresa, reunir toda la información posible.
En los
momentos de crisis el líder tiene que saber priorizar, saber diferenciar cuales
son las actuaciones prioritarias, por donde hay que empezar.
El tiempo es
crítico y hay que comenzar abordando los asuntos más urgentes.
El líder tiene
que estar preparado para tomar decisiones con celeridad.
Estas se pondrán
en práctica inmediatamente y se establecerá un sistema de seguimiento y de
evaluación de sus resultados.
En estos
momentos puede estar en juego el futuro de la empresa, lo que a veces hará que
el líder se tenga que enfrentar a decisiones que pueden exigir fortísimos
sacrificios a los empleados (recorte de plantilla, bajada de sueldos, venta de
parte del negocio, etc.).
El líder tiene
que ser capaz de tomar estas decisiones, por dolorosas que sean. De hecho, si ocupa
esa posición al frente de la empresa es para defender sus intereses.
Más vale tomar
una decisión que afecte negativamente a la mitad de la plantilla, que no tomar
ninguna y que esto termine afectando a toda la plantilla.
Aunque el
líder no compite en un concurso de popularidad, debe saber que si toma decisiones
dolorosas, pero entendibles, razonadas, de una modo justo y objetivo, sin
realizar discriminaciones, al final conseguirá ganarse aún más el respeto de su
gente.
En estos
momentos es fundamental actuar con la máxima transparencia, tanto
internamente
como de cara al exterior.
La plantilla
tiene que saber que está ocurriendo, cuál es la situación, cuáles son los peligros
y que medidas se están tomando.
Ocultar
información tan sólo da pie a rumores, a desconfianzas, a exageraciones, a temores.
Es muy difícil
pedirle a la plantilla que se involucre para sacar la empresa adelante cuando desconoce
cuál es su situación.
Si la
dirección oculta información y posteriormente ésta sale a la luz, el equipo
directivo perderá inmediatamente toda credibilidad (muy difícil de recuperar).
Es muy
importante ir comunicando a la plantilla los pequeños avances que se vayan logrando
ya que contribuye a elevar la moral de la organización.
Superada la
crisis, el líder debe realizar un análisis crítico para conocer con exactitud lo
sucedido: el origen de la crisis, si ésta se ha debido a un fallo interno, si
se podía haber previsto o evitado, si la organización estaba preparada, si se
ha sabido reaccionar, cuales han sido los resultados, etc.
El objetivo de
este análisis es sacar conclusiones (aprendizaje) con vista al futuro.
Si algún
miembro del equipo no ha estado a la altura de las circunstancias, el líder
debe exigir responsabilidades.
También es el
momento de agradecer a la plantilla el esfuerzo realizado, de comunicar que la
crisis se ha superado y explicar que el futuro de la empresa se presenta
nuevamente despejado.
F & M's
Coach ejecutivo. Consultoría empresarial.