viernes, 30 de junio de 2017

El poder del pensamiento positivo

AMP: Actitud Mental Positiva.

Todos hemos escuchado hablar del poder del pensamiento positivo hasta el punto de que quizás suene a algo tópico, quizás incluso sobrevalorado su poder. En cambio, ahora se estudia científicamente el impacto del pensamiento positivo a la hora de crear un valor real y tangible en tu vida a diferencia de aquellas personas que tienen un pensamiento más negativo.


Mientras que en un anterior estudio se comparaba el éxito a través del tipo de optimismo, siendo el pesimista el peor parado, y el optimista realista el claro vencedor, la investigación de Barbara Fredrickson nos acerca al por qué del éxito de las personas con una actitud mental positiva.

La investigación de Barbara Fredrickson reveló en 2014 que el pensamiento positivo es mucho más que sólo ser feliz o mostrar una actitud optimista. El pensamiento positivo realmente está creando valor en tu vida y ayudando al desarrollo de habilidades que permanecen en nosotros más allá de nuestra sonrisa de felicidad.

Esta psicóloga ya demostró previamente cómo las emociones positivas deshacen los efectos cardiovasculares de las emociones negativas, incluso cómo sentimientos prolongados de ira, miedo y tristeza podían tener un impacto nocivo para la salud. 

El pensamiento positivo aplicado a los negocios, carrera...

Para entender cómo nos beneficia el pensamiento positivo, primero debemos entender cómo y por qué nos está afectando el pensamiento negativo desde los comienzos de la historia.

Supongamos que vas caminando por el bosque y de repente te encuentras frente a un león. En ese momento tu cerebro registra una emoción negativa, que en este caso es el miedo. La ciencia ya conoce el hecho de que las emociones negativas programan tu cerebro para ejecutar una acción específica.

En este caso, la reacción más normal es echar a correr. Toda nuestra atención está centrada en el león y en esa situación concreta.

En ese momento nadie piensa: "tengo que comprar el pan antes de que cierren la tienda" o "me olvidé del regalo de cumpleaños de mi pareja". En ese momento, el resto del mundo no importa. Tu cerebro sólo piensa en correr y en escapar de los afilados dientes de ese hambriento león. Es decir, correr, correr y correr... probablemente haya algún palo tirado que pudieras usar, podrías escalar un árbol, e incluso podrías ejecutar alguna estrategia para espantar al león, pero tu cerebro ahora no puede ejecutar estrategias, pues sólo te ordena correr.

Este instinto natural de nuestro cerebro es el que traemos de serie desde la prehistoria y es el que le ha salvado la vida a nuestros antepasados. El problema es que en nuestra sociedad, rara vez te verás frente a un león.

Fredrickson quiere explicar con ésto que nuestro cerebro está programado para responder a las emociones negativas de la misma forma, que es centrarse en la situación problemática y apagar el mundo exterior limitando las opciones que tenemos a nuestro alrededor.

Los problemas nos suelen causar tres tipos de emociones: miedo, ira y estrés. Cualquiera de estas emociones es capaz de anular las opciones de salida si nos centramos únicamente en el león (el problema).

El cerebro puede ser nuestro mayor enemigo. Quizás alguna vez te haya ocurrido que tienes un enorme estrés por la cantidad de cosas que tienes que hacer, hasta el punto de acabar haciendo nada. Así mismo, cuando algo no sale bien, no nos motivamos por buscar respuestas y soluciones, sino que nos culpamos o buscamos culpables.

Básicamente podríamos decir que nuestro instinto de supervivencia de antaño se puede convertir en nuestro destructor hoy día, ya que en cada emoción negativa, si no aprendemos a controlarla, nuestro propio cerebro puede cerrarnos las alternativas disponibles a nuestro alcance para darle una solución.

De ahí viene la típica frase:

"No te centres en el problema, sino en la solución."

¿Y cómo funciona el pensamiento positivo?.

El estudio de Barbara Fredrickson mostraba cómo las emociones de alegría y felicidad (emociones positivas en general) podían ampliar tu sentido de posibilidad abriendo paso a más opciones ante las circunstancias de la vida.

El pensamiento positivo te proporciona un conjunto de habilidades, así como la capacidad para desarrollar dichas habilidades y recursos para el uso de las mismas en un futuro. 

Hay personas que piensan que si alcanzaran el éxito serían muy felices, pero la mayoría desconoce que la "cosa" funciona al revés, y es que probablemente para alcanzar el éxito debas ser feliz, o lo que es igual:

"La felicidad no es la meta, sino el camino".

Como muestra la teoría de Fredrickson, la felicidad es esencial para la construcción de las habilidades que te permitirán alcanzar el éxito. Y por felicidad, vamos a entender el tener un pensamiento positivo.

Una mente positiva cree que:

Es capaz de todo, y como lo cree, aumenta las posibilidades de encontrar los recursos y rodearse de otras personas positivas, aumentando las posibilidades alcanzar el éxito en su propósito específico, llamémosle éxito en los negocios, ascenso en el trabajo, etc...

Una mente negativa cree que:

No es capaz de nada, y por tanto, como lo cree, aumenta las posibilidades de rodearse de más personas como él, aumentando las posibilidades de fundar "negativilandia", que rara vez se acaba convirtiendo en un holding rentable.

La buena noticia de todo esto es que la mentalidad negativa se puede cambiar, pero lo primero que debemos reconocer es que tenemos una mentalidad negativa.

Marc Soriano 
Coach ejecutivo

jueves, 29 de junio de 2017

Prepararse para la vida como lo hace el bambú.


En el lejano Oriente vive el árbol cuyo crecimiento es el más rápido de todas las especies. 

Dicen que si te quedas quieto mirándolo, puedes verlo crecer, y no es de extrañar, pues crece hasta 32 metros por mes. Eso significa que crece un metro diario, unos cinco centímetros por hora. Es algo realmente sorprendente.


El Bambú es el árbol de mayor crecimiento de todo el planeta, quizás la criatura viva que más rápidamente crece, tanto así que en Japón, se usa aún hoy en día como materia prima y se le da una importancia aún mayor que al cemento, acero o al silicio de los semiconductores.

Sin embargo tú puedes tomar hoy una semilla de bambú y plantarla en el jardín de tu casa, puedes regarla durante meses y meses, y no conseguirás que brote ni el más pequeño tallo.

Eso podría ser una gran decepción para ti, ¿verdad? ¿Por qué esa planta que crece tan rápido no crece en tu jardín?.

En un primer momento puedes echarle la culpa a la tierra, quizás sea demasiado pobre, pero si eres listo verás que otros árboles viven en ella, así que no debe ser esa la razón.

Quizás sea el clima de tu país, ¿Quién sabe? Quizás necesita otro ambiente para salir adelante… Sin embargo en Japón y China se mezclan temperaturas extremas en todos los sentidos. Y esa planta aguanta el más caliente Sol y el Frío más extremo. De hecho es famoso por su habilidad para sobrevivir en cualquier circunstancia.

Quizás puede ser que seas tú, quizás el problema esté en ti, quizás tú seas un inútil y no puedas hacer que crezca el bambú.

Te reto a hacerlo, toma una semilla y riégala durante siete meses… ¡No lograrás nada! ¿Por qué lo sé?

Porque esta es una planta muy sabia. El bambú durante sus siete primeros años (si, siete años) crece hacia abajo, haciendo expandir sus raíces hasta lo más profundo. ¿Por qué? Porque es sabía y se está preparando. Se está preparando para después ser capaz de alcanzar el mayor de los éxitos y ser la planta con el crecimiento más rápido que existe en todo el reino vegetal.

Salir al mundo fuerte e inquebrantable no es fácil, hay que prepararse mucho para ello, y el bambú lo consigue gracias a siete años de profundizar sus raíces.

Entonces se hace tan poderoso que en un mes crece 32 metros, y aún cuando lo cortes seis veces, seguirá creciendo hasta los 32 metros en un solo mes. Por eso es tan apreciado. Porque sabe prepararse para triunfar, y si la desgracia cae sobre él, sabe renacer de sus cenizas y llegar otra vez a lo más alto empezando desde casi cero.

¿Por qué es capaz de hacer eso? Porque sus siete años de raíces le dan la fuerza para ello, su vida reside en su raíz, y aunque cortes el tallo, este seguirá creciendo.

Además, el bambú se mantiene en pie y creciendo gracias a su flexibilidad, cualquier otra planta o árbol de tronco grueso y macizo no resiste un fuerte viento, porque es rígido… en cambio el bambú sabe cómo adecuarse a su contexto, porque es flexible, adaptable y cambia cuando es necesario hacerlo.

No te sorprenderá que te digamos que ésta es una metáfora acerca de cómo podríamos ser las personas. Si somos capaces de tener paciencia en el cultivo de nuestro interior, si sabemos echar raíces fuertes en cuánto a nuestra identidad y si somos flexibles una vez que salimos al mundo y nos encontramos con nuevas formas de ser y existir, entonces seremos exitosos y podremos enfrentar la vida con sabiduría y crecer a pasos agigantados como personas. 

Seamos como el bambú.

Marc Soriano
Coach ejecutivo

miércoles, 28 de junio de 2017

Los hijos primogénitos son más propensos al éxito profesional

El orden en el nacimiento de los hermanos influye en su carácter y en su futuro laboral, según varias investigaciones recientes. El peso de este factor es más determinante, por ejemplo, que el género.



¿Preocupado por la sucesión de tu negocio?

Si aún te asaltan las dudas, elige a tu primogénito como heredero pues los hijos mayores suelen ser más ambiciosos, normalmente están más capacitados y son más conservadores.

Según el estudio Sibling Configurations, Educational Aspiration and Attainment, el orden en el nacimiento está estrechamente relacionado con la motivación y el éxito, y supone un termómetro más fiable que el género para predecir los logros futuros. Para llegar a esta conclusión, este informe se ha basado en los datos aportados por más de 3.500 hermanos a la iniciativa British Household Panel Survey y a su sucesora, Understanding Society.

Incluso teniendo en cuenta la educación de los padres y su situación profesional, la investigación, llevada a cabo por Feifei Bu, una estudiante de doctorado en el Instituto de Investigación Social y Económica de la Universidad de Essex, determinó que entre los primogénitos existía un 7% más de probabilidades de finalizar sus estudios.

«Mi investigación reveló que los hermanos mayores aspiran, por lo general, a adquirir formación superior y esto se traduce en un mayor nivel educativo», afirma Bu, quien señala, además, que en el seno de una familia, los primogénitos son un 16% más propensos a cursar estudios superiores que sus hermanos menores.

'Inversión parental' «Lo que más me sorprendió de los resultados del estudio es que el efecto del orden de nacimiento es mucho más fuerte que el impacto del género», asegura la autora del estudio, aunque añade que esto también podría estar vinculado a otros factores como la inteligencia, la personalidad y la llamada inversión parental.

Feifei Bu, que publicó sus resultados este año, cree que los niños que nacen en primer y en último lugar –y por supuesto los hijos únicos– a menudo disfrutan de un «periodo exclusivo de inversión parental», en términos de tiempo y dinero, que el resto de los vástagos no recibe. Bu también considera que las posibilidades académicas de los hijos mejoran cuando existe entre ellos una gran diferencia de edad.

«Este escenario que presento está basado en factores generales, no una verdad absoluta pues hay otros factores que entran en juego, como el entorno y la influencia que ejerce la escuela», advierte.

Las conclusiones a las que llega esta estudiante de doctorado no son aisladas. Otras investigaciones de carácter internacional ratifican este estudio. Una investigación realizada por los economistas Joseph V. Hotz y Juan Pantano en octubre de 2015 determinó que los padres más estrictos conducen a mejores resultados académicos por parte de sus hijos mayores.

Otros estudios, particularmente aquellos realizados en los Países Bajos y Escandinavia, concluyen asimismo que los hijos primerizos tienen mayores probabilidades de obtener mejores notas.Estudios universitariosFrederick T.L. Leong, un profesor de la Universidad Estatal de Michigan, también estudió este fenómeno y encontró que los mayores están más interesados en desarrollar su carrera a través de la educación superior, entre otros motivos, porque sus padres suelen animarles para ser médicos o abogados. Asimismo, muchos líderes empresariales también están de acuerdo con esta teoría. El fundador de Virgin Group, Richard Branson –primogénito–, considera que el orden en el nacimiento es importante, aunque no la única razón que determina el éxito profesional. «A los hermanos mayores nos responsabilizan del cuidado de los pequeños», explica, «y esto puede ayudar a que en nosotros se generen habilidades de liderazgo a una temprana edad. Sin embargo, da igual que seas el primero o el tercero en nacer. Si te apoyan y te motivan puedes llegar a convertirte en todo un líder».

Laura Tenison, fundadora de JoJo Maman Bébé, una tienda especializada en productos para bebés, también confía en esta teoría. Explica que ella es la más joven de cinco hermanos y cree que, en su caso, su orden de nacimiento ha sido relevante en su desarrollo profesional. «He observado que, con frecuencia, los hijos menores prosperan en carreras menos convencionales. Mis tres hermanos mayores fueron todos a Oxbridge. Yo no fui a la universidad y ahora regento mi propio negocio. Tampoco lo hizo mi otro hermano, que se convirtió en un artesano».Distinta personalidad, Tenison opina que los niños más pequeños tienden a ser más rebeldes y valientes. Considera que suelen negarse a aceptar un no por respuesta, y están más dispuestos a asumir riesgos. Sin embargo, piensa que «los hijos mayores son más rígidos, dominantes y controladores, y sienten la necesidad de poner orden. El resto de hermanos caminan solos», dice, añadiendo que aquellos que han nacido más tarde suelen ser más creativos.

Marc Soriano
Coach ejecutivo

martes, 27 de junio de 2017

Proceso de Toma de Decisiones

La indecisión, junto con tomas de decisión equivocadas pueden ser la razón para que las organizaciones fallen y se deterioren.


Es importante que en los procesos de toma de decisión se tengan en cuenta aspectos que puedan facilitar la decisión y sobre todo tener en cuenta siempre todas las variantes posibles y sus consecuencias.

Antes de nada hay que tener en cuenta el tiempo de dedicación a pensar y solucionar el problema. El tiempo de dedicación a la toma de decisión debe ser proporcional al impacto de dicha decisión. Cuanto mayor sea el impacto más tiempo deberíamos tomarnos.

No hay que perder el tiempo en decisiones que tengan un impacto menor ni hay que retrasar las decisiones que provocarían un gran impacto en la organización.

Para evitar que provoquen una perdida de tiempo, las acciones que provoquen un menor impacto y de rápida decisión deben colocarse al final de las reuniones, de modo que se evite que nos hagan perder tiempo.

Conocer cual es el tiempo límite para la toma de decisión es también de vital importancia para no generar problemas por un retraso incontrolado en la toma de decisión.

Los equipos tienen que formarse para que no únicamente transmitan los problemas sino que deben también intentar aportar soluciones, desde ángulos diferentes, pros y contras, limitaciones, el peor escenario posible, sin olvidar tener en cuenta los valores y la ética, de nuestra organización y los nuestros propios.

Es importante tener en cuenta todas las alternativas, los recursos necesarios, el riesgo que nos permitimos tomar, los objetivos, controlar la comunicación y ejecutar el plan minimizando los riesgos.

En el encabezamiento podéis ver un esquema lógico de toma de decisiones, si bien es verdad que éste proceso a veces debe durar pocos minutos mientras que para problemas más complejos y con mayor impacto debemos dedicarle más tiempo.

Marc Soriano
Coach ejecutivo

lunes, 26 de junio de 2017

Señales de que estás dando demasiado

Ayudar a tus seres queridos es una cualidad del carácter. Pero puede pasar que nuestras buenas intenciones se vuelvan inútiles y disfuncionales.


La solución no es dejar de ayudar por completo, sino poner límites cuando estén abusando de ti.


A continuación, te ofrecemos algunas señales de alerta que te ayudarán a saber cuando estás dando demasiado.

1. Tu ayuda fomenta codependencia, irresponsabilidad, incompetencia o mal carácter

A veces, tenemos que enfrentarnos al hecho de que nuestras buenas intenciones han ido mal. Esto es obvio cuando continuamente ayudas a la misma persona, incluso si gastas tus propios recursos…

Una ayuda saludable promueve el crecimiento de los demás, la independencia y el desarrollo de su potencial. Usa tus energías y recursos para ayudar a la gente y a causas que verdaderamente se beneficien.

2. La otra persona ha violado numerosos acuerdos, siempre pide ayuda y no la utiliza para hacer lo prometido

Es hora de dejar de creerles y dar oportunidades a quienes han demostrado no valorarlas. Al menos hasta que tengas pruebas sólidas de que están listos para usar tu ayuda para avanzar en su vida. Continuar solo hará que esa persona siga fallando y tú te sentirás enojado y resentido.

3. Tu ayuda provoca que la otra persona se estanque en su vida

Puedes ser muy útil al crear procesos que faciliten el avance de tus amigos en ciertos aspectos. Pero si la ayuda es desmedida, los condenas a no aprender a desarrollar sus capacidades.

Así, evitas que desarrollen nuevas habilidades y que descubran o exploren todas sus capacidades. Esto también se aplica a los padres sobreprotectores que evitan cualquier fracaso a sus hijos.

El fracaso es vital para crecer

4. Para ayudar debes cometer un acto deshonesto o comprometes tu integridad

Engañar a otros para ayudar a un amigo o decir mentiras por él son dos ejemplos de actos poco sanos. No puedes ayudar a alguien si eso te hará decepcionar a otros, guardar secretos muy graves o faltar a tu código moral.

Lo peor es que si continúas podrías encontrarte bajo una bola de mentiras que en verdad te afecten…

5. Te sientes manipulado para ayudar

A veces, resulta tan obvia la manipulación que realmente nos sentimos incómodos. Pero si eres una persona que se siente culpable por decir no, podrías no hacer caso a ese instinto.

Solo recuerda que la manipulación es el signo de que alguien busca sacar ventaja de ti. Analiza la situación y si de verdad te incomoda dar esa ayuda, evítalo.

6. Ya se ha vuelto imposible seguir prestando ayuda

El límite de la ayuda es ese punto en el que comienzas a sacrificar tu salud física o mental, tu bienestar económico o faltas a tus principios.

A veces, es necesario evitar ayudar cuando realmente no tienes nada que aportar sin ponerte en riesgo. Solo puedes ayudar si tú estás bien.

7. Tus relaciones se deterioran o simplemente se ven dañadas irremediablemente

La ayuda que des a los demás también te hace crecer y mejorar en tus relaciones. Si comienzan a verse afectadas con fraudes, conflictos, sentimientos de obligación o resentimiento son un problema.

Puede bastar con alejarte un poco para ver la situación desde otra perspectiva. En el peor de los casos, la relación puede estar fracturada en su totalidad. Si esto pasa, pocas veces hay algo que hacer, pero al menos te habrá quedado la experiencia.

8. Tu ayuda evita que la otra persona esté sana

Por mucho que seas una persona optimista, hay que aprender a admitir cuando alguien tiene problemas o desafíos que requieren ayuda profesional.

Retirar la ayuda puede ayudar a que la otra persona se haga con el control y enfrente su situación. Tu ayuda será más útil si logras que la otra persona conecte con los recursos profesionales adecuados. Estos pueden ser un tratamiento, hacer ejercicio, llevar una dieta sana, etc.

Crecemos en una sociedad donde nos enseñan que dar nos hace buenos ante los demás. Pero pocas veces nos enseñan a poner límites y crecemos sin hacerlo. Estos límites son los que nos hacen sentir más seguros y garantizan que al dar no nos perdamos.

Por lo tanto, comienza a establecer tus límites y date a respetar. Tú también tienes derecho a cuidarte.

Marc Soriano
Coach Ejecutivo

viernes, 23 de junio de 2017

¿Cuándo deja pistas el egoísmo?

Si examinas la última semana, o simplemente el día de hoy, seguro que recuerdas algún momento en el que has hecho algo por alguien. Algo que te ha supuesto un coste personal, ya sea en tiempo, dinero u otro tipo de recursos. Igual también recuerdas algún momento en el que has rechazado esta petición porque has considerado que este coste era demasiado alto.



Las personas no solemos ser una virtud de generosidad ni un continuo de comportamientos egoístas, más bien nos encontramos en un intermedio en el que nos movemos dependiendo de varios factores, entre ellos nuestro momento vital.

Infinidad de veces me he hecho la pregunta de “¿Soy egoísta si hago o no hago tal cosa?”. Esta pregunta surge cuando alguien nos hace una petición razonable y tenemos que valorar si accedemos o no, cuando acceder supone un coste, o cuando se nos ocurren formas de ayudar que pueden o no ser desmedidas para la responsabilidad que tenemos. Seguro que a ti se te ocurren más situaciones en las que te has hecho esa pregunta y a menudo la respuesta no es sencilla.

Por ello, indicaré algunos rasgos que os pueden ayudar en el camino a descubrir comportamientos egoístas, tanto propios como ajenos. Cuando se reproducen de manera constante podemos decir que son característicos de personas con exceso de ego:

1. No muestran sus debilidades y vulnerabilidades. 

Un motivo común y egoísta para no prestar ayuda es el temor a mostrar debilidad, a intentarlo y quedar en evidencia al sentir que nuestra acción en realidad no sirve de mucho. La persona piensa que, por echar una mano a la persona que la necesita, están mostrando debilidad e inseguridad interior.

Dejarán de lado la verdadera creencia de que todas las personas tenemos debilidades que nos convierten en humanos necesarias para aprender y evolucionar.

2. No aceptan las críticas constructivas.

Las personas en una actitud egoísta sostienen el pensamiento de que su entorno intenta menospreciar su trabajo y potencial. De este modo, intentarán a toda costa no reconocer una crítica constructiva, a menudo se defienden con la ironía y es muy complicado que reconozcan que están equivocados.

3. Consideran que merecen todo.

Las personas en una actitud egoísta se caracterizan por ser poco constantes a la hora de seguir sus metas. Podríamos decir que las cambian continuamente y demandan que cada una de sus ocurrencias sea valorada y tenida en cuenta de la misma forma que la de la persona que ya lleva una larga trayectoria.

Pueden llegar a pensar que el éxito estará siempre de su lado porque sí, dándoles igual a quien tengan que quitarse de en medio en su camino para conseguirlo.

4. No escuchan a los que están en desacuerdo con ellos. 

Las personas egoístas sienten como enemigos a aquellos que son maduros e inteligentes, ya que estos son capaces de respetar y escuchar las opiniones ajenas.

Escuchar y aprender de las demás opiniones es una buena oportunidad de ampliar los horizontes y crecer. Selecciona con lo que quieres quedarte pero no dejes de escuchar, no ignores porque temes ni le vuelvas la espalda al mundo.

5. Critican a espaldas de los demás. 

Las personas en actitud egoísta prefieren la crítica fácil y por la espalda. En el fondo temen no tener razón y al hacen desde la distancia para que la realidad no pueda estropear su idea de como tienen dibujado el mundo en su cabeza.

Necesitan creer, por ejemplo, que todas las personas que son pobres lo son porque no quieren trabajar y prefieren vivir en la calle o porque no tienen la suficiente fuerza de voluntad y constancia para formarse. Sosteniendo estas explicaciones pueden separarse mentalmente de las personas que viven en condiciones precarias, descartando la idea de que un día un golpe de mala fortuna pueda llevarlas al mismo lugar.

En el fondo temen por su palacio de cristal…

6. Agrandan sus logros. 

Una de las carencias más importantes y notorias de una persona en actitud egoísta tiene que ver con la falta de humildad. La humildad es una virtud preciosa y humana necesaria para crecer como seres humanos y personas sociables con nuestro entorno. Las personas egocéntricas únicamente taparán este potencial personal buscando resaltar y engrandecer sus logros.

Se adjudicarán más responsabilidad de la que les corresponde cuando el resultado ha sido un éxito y buscarán la salida de emergencia cuando el proyecto no haya terminado bien. Por otro lado, puedes contar con ellos para navegar, siempre y cuando el viento vaya a favor.

Los retos difíciles o desafiantes no están hechos para ellas.

7. Les da miedo arriesgarse. 

Pánico, terror. Enlazando con el punto anterior no consideran el fracaso porque nunca se exponen a él. Eso sí, no dudan en criticar de forma dura y severa cuando otros no consiguen aquello que pretenden. Son los primeros que te van a decir, si es que ya se veía venir…

Dentro de mi propio crecimiento personal, he sido testigo de algunos de los rasgos anteriores y cuando te das cuenta de ello, de que no te estás responsabilizando de tus acciones y comienzas a ver la luz de la madurez…

Es entonces cuando te das cuenta del daño que has hecho y que estabas haciendo a las personas que te quieren. Entonces es cuando comienzas a crecer y arriesgar. Y todo lo anterior comentado comienza a cambiar positivamente y florecer adecuadamente. Dejas de ser egoísta y dar amor a la vida y los demás.

Marc Soriano
Coach Ejecutivo

jueves, 22 de junio de 2017

Formas de entrenamiento mental para ejercitar tu cerebro

El cuerpo del ser humano es moldeable. Está programado para adaptarse a las condiciones ambientales en las que le toque vivir, al igual que el resto de partes de nuestro cuerpo. En nuestra sociedad, tenemos muchas facilidades para dirigir los cambios que queremos que se produzcan en nuestros cerebros, por lo que sacar el máximo potencial a través del entrenamiento mental dependerá de los retos que nos auto-impongamos y de cómo nos enfrentemos a los que vengan impuestos.


El entrenamiento mental es uno de los recursos que tenemos a nuestro alcance para mejorar o perfeccionar alguno o varios de nuestros procesos mentales. Es posible hacerlo mediante la ejecución de tareas mentalmente demandantes que, poco a poco, irán mejorando nuestras capacidades. La capacidad mental tiene cierta carga genética, pero no podemos achacarla únicamente a nuestro ADN, ya que tenemos la posibilidad de adquirir estrategias que la potencien.

Entrenar las capacidades cognitivas es muy similar a entrenar el cuerpo. Así, para conseguir mejoras es necesario salir de la zona de confort. Hacerlo en esfuerzo pero también en constancia, para poco a poco ir subiendo la dificultad. Una vez que estamos acostumbrados a cierta tarea, la hacemos de manera automática, dejando de ser un entrenamiento para pasar a ser una rutina.

Los siguientes son consejos de entrenamiento mental para ejercitar el cerebro y sacarle el máximo potencial:

1. Practicar deporte y actividades físicas

El ejercicio físico aeróbico, que involucra a la respiración, beneficia las capacidades cerebrales. Sobre todo, mejora aquellas basadas en la interacción entre el lóbulo frontal y el temporal medial. Influye en la memoria de trabajo y las funciones ejecutivas. El beneficio del deporte en la cognición tiene una explicación fisiológica, y es que favorece la producción de agentes neurotróficos.

Las sustancias neurotróficas hacen que incremente la plasticidad sináptica, la neurogénesis y la vascularización del cerebro. Hace que se reduzca la pérdida del volumen cerebral en la vejez, especialmente en el hipocampo, involucrado en la memoria y el aprendizaje. Para que el ejercicio sea beneficioso es importante que se dé con cierta asiduidad, alrededor de unos treinta minutos al día.

Los ejercicios cardiovasculares se pueden adaptar a las capacidades de cada uno. Si se trata de una persona que nunca ha hecho ejercicio, puede empezar caminando a un buen ritmo o jugando a deportes divertidos como el pádel o la natación. Los beneficios a nivel cognitivo del deporte perduran hasta la vejez, actuando como protector ante enfermedades como el Alzheimer.


2. Entrenar la memoria de trabajo

Ejercitar la memoria de trabajo es muy útil a la hora de estimular nuestras capacidades cognitivas. Existen gran cantidad de ejercicios con este fin. Una de las tareas diseñadas para este objetivo es la n-atrás. Esta tarea consiste en observar una pantalla en la que aparece una figura y desaparece, más tarde vuelve a presentarse. Hay que responder a la pregunta de si ha aparecido en el mismo lugar que la vez anterior.

Cada vez se puede ir aumentando la dificultad de la tarea preguntando, por ejemplo, si hace tres presentaciones, la figura se encontraba en el mismo sitio. Obliga a que se retenga información reciente durante un periodo de tiempo para luego compararlo con información actual. Lo interesante de esta tarea es que se han encontrado evidencias de la transferencia de la realización de ésta a otras habilidades como la fluidez del razonamiento.

Cualquier tarea que requiera la retención por un tiempo de información auditiva o visual para utilizarla, está ejercitando la memoria de trabajo y es una forma de entrenamiento mental. Por ejemplo, escuchar una serie de números, y repetirla en el orden inverso. Normalmente, se debe iniciar con un nivel de ejecución medio para ir adaptándolo a nuestra capacidad. Es importante encontrar el equilibrio entre que sea demandante pero posible realizarlo para no frustrarnos.

3. Salir de la zona de confort

Consiste en no acomodarse, si no hacemos cosas nuevas que supongan un reto no ejercitamos la mente. Encontrar aficiones que supongan un reto intelectual como aprender a tocar un instrumento también es entrenamiento mental. Por ejemplo, si disfrutamos viendo series, comenzaríamos viéndolas en versión original con subtítulos en castellano. Una vez que vez que lo seguimos sin problemas, ponemos subtítulos en inglés, hasta que seamos capaz de hacerlo sin ellos.

En definitiva, se trata de seguir aprendiendo durante toda la vida. Todos asumimos que los niños los están haciendo diariamente, porque es lo que toca a su edad. Los niños, además, tienen mayor facilidad para aprender y la neuroplasticidad está en su punto álgido. Pero como se ha podido observar últimamente, nunca es tarde para aprender.

Es lógico que las actividades que se realicen se deben adecuar a las capacidades y a la edad, y por supuesto deben ser actividades que nos gusten. La motivación es crucial para que no abandonemos la actividad. Los sudokus, las sopas de letras o aficiones en grupo, que pueden ser todavía más beneficiosas, como jugar al ajedrez. Las relaciones sociales también tienen un impacto positivo a nivel cognitivo.

4. La lectura

Es una de las formas de entrenamiento mental más eficaz, de bajo coste y con grandes beneficios. No es necesaria la utilización de tecnología ni obtener ninguna herramienta de alto coste, además, podemos hacerlo en cualquier sitio, y es una actividad placentera. Cuanto antes comencemos con el hábito de la lectura, mejor, por eso es importante inculcárselo a los más pequeños desde que aprender a leer con cuentos y relatos cortos.

Leer pone en juego muchos procesos mentales como la percepción, la memoria y el razonamiento. Cuando leemos descodificamos los estímulos visuales (letras, palabras, frases) convirtiéndolos en sonidos mentales para darles un significado. Esta acción activa amplias áreas de la corteza cerebral, lo que hace que sea un gran estimulador de la mente.

La lectura puede dar rienda suelta a la imaginación, promover la creatividad y ayuda a aprender nuevo vocabulario. Es una forma de seguir aprendiendo de una manera amena y divertida. Entre los factores que influyen en la reserva cognitiva, está la lectura como uno de los más importantes. Son numerosos los estudios que afirman que leer desde una edad temprana puede favorecer una reserva cognitiva alta.

5. Vivir en ambientes complejos y enriquecidos

Cuando nos referimos a los animales, como las ratas con las que se experimenta, un ambiente enriquecido es aquel que estimula al animal. Estímulos visuales y sonoros que hacen que la rata reciba información del ambiente. Si esto lo aplicamos a las personas, un ambiente enriquecido sería aquel que está repleto de novedades y complejidad, un ambiente en el que haya cambios y nos obligue a adaptarnos.

Por ejemplo, un niño que crece en un ambiente enriquecido, es un niño que siempre ha estado rodeado de información nueva y se le ha dejado participar. Una familia que toca el piano en casa y le enseña, en la que se anima a la lectura, al pensamiento crítico, en la que se deja opinar y aprender. Un ambiente en el que se proponen retos en los que hay que encontrar tus propias soluciones.

Según Stern, este tipo de ambiente complejo proporciona a los sujetos dos tipos de recursos. Por una lado nos proveería del “hardware” con más sinapsis y mayor arborización dendrítica; y el “software” que consiste en tener capacidades cognitivas más ajustadas. En la edad adulta vivir en un ambiente enriquecido se puede conseguir teniendo una vida activa, tanto física como mentalmente.

6. Potenciar la creatividad

Para mejorar nuestras capacidades cognitivas, no solo debemos realizar entrenamiento mental mediante ejercicios de cálculo, de flexibilidad mental, de memoria… también ayudan los ejercicios que se centran en dar rienda suelta a nuestra creatividad. La música, la pintura, la danza o el teatro, son actividades que favorecen la creatividad y que además, son aficiones que se pueden realizar en el tiempo libre, combatiendo el sedentarismo.

Realizar este tipo de actividades ayuda a inducir mayor flexibilidad mental y originalidad, asociándose con la activación de redes neuronales específicas. También se ha encontrado que la creatividad influye positivamente en la resiliencia y así hacer frente a las pérdidas y cambios que inevitablemente acompañan a la edad adulta.

La creatividad puede tener un impacto positivo a nivel cognitivo gracias a su influencia a otros niveles como la motivación, el aumento de las relaciones sociales o en componentes cognitivos. Cualquier tarea que proponga salir de la rutina e implique conocer nuevas personas tendrá un impacto en la calidad de vida de la personas, muy especialmente en la tercera edad.

7. Aprender idiomas

El lenguaje es una de las funciones superiores más complejas y que implican más áreas de la corteza cerebral. De manera innata, el ser humano tiene la capacidad de aprender idiomas, sobre todo en la infancia, ya que el cerebro es más plástico que nunca. Sin embargo, podemos aprender idiomas durante toda la vida. Aprender un nuevo idioma es una buena forma de entrenamiento mental.

Se han realizado numerosos estudios sobre los beneficios del bilingüismo, encontrando que produce mejor atención selectiva y está más desarrollado el hábito de conmutar contenidos mentales. Aprender dos lenguas desde que se aprende a hablar y utilizarlos en el ámbito familiar, social y educativo es lo más beneficioso. Cuando se aprenden después de la infancia, el segundo idioma estará supeditado al primero.

La única forma de generar los automatismos lingüísticos sin necesidad de traducir todo simultáneamente de la lengua materna es, no solo aprendiendo un idioma sino utilizándolo. Por eso, no vale con aprender dos horas a la semana un idioma, en el que normalmente se aprende gramática sin utilizar la lengua en sí. Es mejor para nuestro cerebro utilizarlo realizando intercambios con nativos, por ejemplo.

Conclusiones

La estimulación cognitiva y mantener un estilo de vida activo, puede prevenir de enfermedades neurodegenerativas o compensar lesiones neurológicas ya que aumenta nuestra reserva cognitiva y se activan mecanismos compensatorios del daño. No solo es importante realizar ejercicios de entrenamiento mental en la vejez, sino que es importante hacerlo durante todo el ciclo vital.

Escapar de la rutina, ser una persona activa, con ganas de aprender y descubrir cosas puede ayudar a qué saques el máximo rendimiento a tu mente. Imponerse retos intelectuales, salir de la monotonía y el sedentarismo son las formas más eficaces del entrenamiento mental. No solo consiste en hacer ejercicios de cálculo, o de memoria, sino en cambiar los hábitos.

En la investigación sobre la reserva cognitiva, los principales factores que influyen en la plasticidad del cerebro es el trabajo que se desempeña a lo largo de la vida, el hábito de lectura, los años de educación y la red social que se tiene. Por lo que el cerebro se moldea desde nuestro primer año de vida hasta que morimos, lo que constituye una ventana de oportunidad para intervenir de manera consciente sobre su arquitectura de procesos en cualquier momento.

Bibliografía

Fink A., Grabner R.H., Gebauer D., Reishofer G., Koschut-nig K., Ebner. (2010) Enhancing creativity by means ofcognitive stimulation: evidence from an fMRI study. Neuroimage, 52(4):1687-95.

Redolat R. (2012). La estimulación mental como factor potenciador de la reserva cognitiva y del envejecimiento activo. Informació psiclògica, 104:72-83.

Redolat R. y Mesa-Gresa P. (2012). Potential benefits and limitations of enriched environments and cognitive activity on age-related behavioural decline. Current Topics in Behavioral Neuroscience, 10:293-316.

Stern Y. (2009). Cognitive reserve. Neuropsychologia, 47(10), 2015-28.

Marc Soriano
Coach Ejecutivo

miércoles, 21 de junio de 2017

¿Enfrentas o afrontas los problemas?

Nos tropezamos con situaciones negativas casi todos los días, situaciones que sacan lo peor de nosotros. Debido a ellas reñimos, gritamos, nos rebelamos, actuamos sin pensar. En definitiva, perdemos el control. Sin embargo, cuando se dan las circunstancias adecuadas, esas mismas dificultades y problemas, ante los que reaccionamos de manera tan poco adecuada, pasamos a verlos desde una perspectiva que nos genera más calma, sobre la que podemos respirar.


Estas dos formas de reaccionar ante las dificultades no son solo producto de las circunstancias, sino que tienen su precipitante en una decisión interna, en ocasiones inconsciente, que hacemos. Sin saberlo escogemos enfrentar y, otras veces, afrontar las adversidades. Dos opciones que condicionarán, a falta de otras variables como el azar, nuestro éxito o nuestro fracaso en la solución de esas dificultades.

Tanto si enfrentas como si afrontas las adversidades, ambas elecciones supondrán su éxito o no.

Enfrentar los problemas supone un desgaste emocional importante

Enfrentar los problemas aumenta el riesgo de perder el control, de dejarnos llevar por lo primero que sentimos, sin buscar la calma o una perspectiva diferente. Nuestras emociones toman el mando y nos dejamos llevar. Sin embargo, esta especie de liberalismo emocional suele ir acompañado de una consecuencia: arrepentimiento por lo que hemos hecho o dicho sin pensar.

Sin darnos cuenta, nos encontramos en medio de riñas y disputas sin sentido que tan solo nos aportan un desgaste emocional muy grande, a veces, incluso físico. De hecho, cuando logramos ver con el tiempo esta situación desde otra perspectiva, nos percatamos de que hemos hecho verdaderas montañas de simples granos de arena.


¿Alguna vez has reaccionado de manera impulsiva ante algo y te has olvidado de lo que has dicho? Cuando esto ocurre, significa que has dado rienda suelta a ese primer instinto de protección. Aunque, si lo piensas de manera fría, no es que estuvieses realmente en peligro. A veces, tu impulso sale en defensa de tu propio ego.

Enfrentar los problemas provocará que pierdas el control y, al mismo tiempo, alejes la posibilidad de encontrar una solución que te satisfaga.

Enfrentar eso que se te viene encima como una amenaza o un enemigo, en vez de como un desafío, te vuelve intolerante, te bloquea, evita que pienses con claridad y en muchas ocasiones te deja dando vueltas alrededor del arrepentimiento. Sin embargo, hay otra opción que requiere de práctica, que a veces supone un gran esfuerzo, pero que vale la pena. ¿Qué tal si cambiamos enfrentar por afrontar?

Afrontar las dificultades te permite crecer

Enfrentar las dificultades no te hace más fuerte: liberas una gran cantidad de energía sin dirigirla con inteligencia. Te dejas llevar por tus instintos más primarios sin control alguno, lo que te impide gestionar la situación de la forma más adecuada. Sin embargo, cuando afrontas creces, te vuelves más fuerte, más maduro. Así, estás en condiciones de abordar toda dificultad con mayor eficacia.

Cuando una adversidad se planta enfrente de ti sabes pararte a respirar para ver las cosas más claras y tomar la mejor de las decisiones. Sabes que puedes tomarte tu tiempo, ¡no es indispensable reaccionar o dar una respuesta ya! Así, precipitar la respuesta, cuando la situación no lo demanda, puede ser el primer error, el primer motivo por el que después te tires de los pelos.

Eres consciente de que cuando estás tranquilo y relajado, aunque a tu alrededor exista un verdadero caos, piensas de manera inteligente. Con este aliento, con el aliento que tú no te permites perder, la solución a la situación está más cerca.


Además, afrontar los problemas impide que hieras a los demás de forma innecesaria. Al expresarte de manera clara, cordial y respetuosa tu punto de vista quedará más claro y las críticas que hagas a otros no serán tomados de manera personal.

Solo los que han afrontado las adversidades conocen su propia fuerza.

Como has podido ver, enfrentar o afrontar los problemas son dos cosas completamente distintas. Con una pierdes el control, no eres capaz de gestionar tus emociones y los remordimientos terminarán cerniéndose sobre ti. En cambio, con la otra ganarás en asertividad, sabrás solucionar las dificultades de manera eficaz y las tomarás como una oportunidad para crecer, madurar y aprender.

Las adversidades siempre encierran una oportunidad: nos permiten aprender. No son una desgracia, no nos convierten en víctimas. Pensar así hará que las enfrentemos, no que las afrontemos. No es lo mismo intentar derribarlas que superarlas, integrarlas en nuestra historia y quedarnos con el aprendizaje que nos brindan.

Marc Soriano
Coach Ejecutivo

viernes, 16 de junio de 2017

¿De verdad valoramos más lo que logramos con dificultad?

A pesar de lo que muchos piensan, la dificultad ejerce una suerte de fascinación sobre los seres humanos. En los obstáculos hay una prohibición implícita, que ejerce atracción en las personas. De una u otra manera, nunca dejamos de ser unos niños que quieren hacer su voluntad. Y siempre resulta satisfactorio, en alguna medida, imponerse a las circunstancias.



Sobrepasar una dificultad ofrece una satisfacción narcisista. Si no logramos vencerla, aparece una frustración, que no siempre implica una renuncia. A veces supone todo lo contrario: una obsesión. Tendemos a idealizar aquello que se nos niega, o se nos prohíbe. Lo vemos como fuente de una posible satisfacción desconocida, que queremos probar.

“Toda dificultad eludida se convertirá más tarde en un fantasma que perturbará nuestro reposo”

La atracción por la dificultad puede jugar a favor o en contra nuestra. Si es razonable y moderada, resulta ser la fuente de grandes logros, a partir de la autoexigencia. Si, en cambio, se vuelve desmedida, nos mantiene en el capricho y la frustración. Querer solo lo imposible puede convertirse en una forma de vivir.

Un experimento de dificultad con los bebés

Hace algunos años se realizó un experimento sobre la dificultad con un grupo de bebés. Se tomó a esta población, pues los investigadores querían examinar la relación que tiene el ser humano con los obstáculos, incluso antes de que operen la cultura y la educación.

El experimento consistía en poner un conjunto de robots que emitían luces y sonidos. Todos ellos, excepto uno, estaban al alcance de los chicos. El que no lo estaba era exactamente igual a los demás, pero había un panel de acrílico transparente, que impedía acceder a él.

La reacción de los bebés fue sorprendente. Casi todos ellos se encaminaron hacia el robot que no podían tocar. Comenzaban a batallar contra el panel para poder tomarlo. Se repitió el experimento con una valla más alta y el resultado fue aún más contundente.

Los obstáculos y el deseo

Es indudable que la dificultad alienta el deseo. Los seres humanos jamás renunciamos del todo a alcanzar los imposibles. Si no fuera así, ni la ciencia, ni el arte, ni la tecnología hubieran avanzado. Todos esos adelantos son fruto de una encarnizada lucha contra lo imposible.

Lo malo es que esta característica del ser humano también se ha convertido en objeto de manipulación. ¿Por qué una persona valora más, por ejemplo, un teléfono móvil que es más costoso? La mayoría ni siquiera está segura de que realmente tiene un atributo mejor que los demás. Pero el alto costo, o sea la dificultad de comprarlo, lo hace más apetecible.

Pasa también con las grandes estrellas de cine. Muchas veces no son más atractivos, ni más inteligentes, ni mejores que cualquier persona no famosa. Pero para muchos se convierten en una verdadera obsesión. Son capaces de meterse en una multitud y luchar a brazo partido por conseguir un autógrafo de ellos. Y los “aman”.

El facilismo y la dificultad

Lo curioso de todo esto es que también vivimos en un mundo que quiere hacer todo más fácil cada vez. Hay infinidad de inventos y aparatos cuya principal función es hacer más cómoda y fácil la vida de todos. De hecho, el mundo de hoy nos ha vuelto un poco haraganes. ¿Para qué levantarte de la silla, si puedes cambiar de canal con solo oprimir el control remoto? ¿Para qué ir a comprar la leche, si la puedes pedir a domicilio y por Internet?

Si te fijas, las facilidades que ha impuesto la sociedad moderna están orientadas principalmente a hacer más sencillo el consumo de algo. La dificultad y, por tanto, el deseo, actualmente se orientan hacia unos objetos muy específicos. El deseo de “lo último” o “lo más novedoso”, por ejemplo. Siempre es más inaccesible, aunque no necesariamente mejor. O el deseo de prestigio y aceptación, que ahora se mide por “likes” o número de seguidores.

Definitivamente, sí valoramos más aquello que conseguimos con dificultad. Desde cierto punto de vista, esto es grandioso. Significa que tenemos espíritu de lucha y un gran interés por conquistar nuevos territorios. Lo malo es que lo prohibido, o limitado, actualmente no es fruto espontáneo de la existencia como tal. Como en el caso del experimento con los bebés, buena parte de nuestro deseo está manipulado desde fuera por la publicidad.

Marc Soriano
Coach Ejecutivo

jueves, 15 de junio de 2017

Cuando la soledad es un cerco que no logras romper

Sobre la soledad cada uno tiene su propia opinión, una opinión que también puede variar en función del momento en el que se realice la consulta. Hay quienes la exaltan y admiten que es una realidad que tarde o temprano, y en distintas circunstancias, todos tenemos que afrontar. Otros la temen y hacen lo que sea necesario para evitarla. También son muchos quienes aprenden a equilibrar: no se sienten mal cuando están solos, pero saben acompañar y dejarse acompañar.


Este artículo está dedicado a esas personas que se sienten irremediablemente solas y sufren por ello. Se trata de esos casos en los que la soledad se convirtió en una auténtica prisión, por invisible que esta sea a los ojos de los demás. La vida les ha llevado a un punto en el que no hay amigos, no hay familia, solo vínculos funcionales y ocasionales. Sin embargo, si eres tú y te has situado en esta posición es probable que no sepas qué hacer para encontrar personas de las que te sientas cómplice y en las que puedas confiar.

“Poned atención: un corazón solitario no es un corazón”

Desgraciadamente el caso que describimos no es excepcional. Por el contrario, hay una verdadera epidemia de soledad recorriendo el mundo. Tiende a crecer. Tanto han abogado muchos por el individualismo que al final hemos construido una realidad en donde el aislamiento personal es cada vez más la norma. Son millones y millones las personas en el mundo que se sienten crónicamente solas. Es una condición que no respeta edad, nacionalidad o condición social.

La soledad crónica, un dolor sordo

No se sabe a qué hora exactamente comenzó a imprimirse la idea de que la “independencia” absoluta era un bien deseable. Te repiten que no debes depender de nadie. Mejor si logras resolver por ti mismo cualquier dificultad que tengas. Ideal que vivas solo, cultives tu propio huerto, tengas tu propio negocio y no necesites de nadie. De hecho, mucha intimidad o cercanía comenzaron a verse como una amenaza, a confundirse con la dependencia. A huir de esta palabra, de nuestra naturaleza, porque en el fondo de alguna manera todos somos dependientes.

El resultado es este mundo que tenemos hoy, en el que ya comenzó a venderse la compañía. Hay varios sitios en diferentes países que te ofrecen servicios de acompañamiento, no solo sexual, sino también personal. Hoy en día puedes alquilar los servicios de alguien que vaya a conversar contigo un rato, o salga contigo al cine. Si existe la oferta es porque hay demanda. Y si hay demanda es porque hay una carencia que antes se contrarrestaba de manera natural.

Los efectos de la soledad no siempre son tan perceptibles. Sí o sí deja una huella en la mente y en el cuerpo, pero a veces esa marca no se muestra inmediatamente. Uno de esos efectos, bastante peligroso, son los cambios que van dando en el cerebro. Cuando pasas solo mucho tiempo, sin que te des cuenta, comienzas a ver los rostros de las demás personas como una amenaza.

Esto es realmente trágico. Significa que cuanto más solo estés, más solo tiendes a estar. Y ni siquiera es porque lo elijas, sino porque tu propia fisiología y anatomía se van a alterar. Es ahí cuando el cerco se cierra. Es entonces cuando comienzas a tener el riesgo de enfermar física y/o mentalmente.

Romper el cerco de la soledad

Como dije anteriormente, lo grave es que quien está solo y permanece así por un buen tiempo, después encuentra resistencias internas para salir de su soledad. No son razones en el sentido estricto de la palabra. Más bien se trata de pretextos. “Ya no hay gente que valga la pena”, dicen. O “Al final, todos morimos solos”, agregan. De lo que no hablan es de esos momentos en donde los invade el temor, o en donde la tristeza les gana la partida. De algún modo, se han resignado a lo que aceptaron pero no intentaron cambiar.

La soledad crónica enferma. Son muchos los estudios que así lo establecen. Se sabe que el sistema inmunológico se inflama y se resiente. Hay una correlación clara entre soledad y muerte temprana. En general, las personas solas son más enfermizas y frágiles.

La soledad no se supera con más contactos en las redes sociales. Incluso muchas personas no viven solas, pero se sienten solas. El aspecto más relevante aquí no es tanto la cantidad de gente con la que entres en contacto, sino la calidad de los vínculos que estableces. Aprender a ser buenos amigos y a hacer buenos amigos es un acto de supervivencia y de amor propio. Toda relación humana debe tener un componente de amistad sincera, aunque proporcionalmente sea más elevado en unas relaciones que en otras.

El ser humano es un animal social. La soledad crónica va en contra de la naturaleza y no es fruto ni de la necesidad, ni del deseo genuino. Si te sientes solo, si no logras hacer lazo con los demás, algo está fallando. El problema puede estar en la forma como te educaron, o en alguna dificultad subjetiva que no has logrado resolver. Quizás simplemente se debe a que no has desarrollado habilidades sociales y no sabes por dónde empezar. Sea cual sea el caso, lo claro es esto: si tu soledad es crónica, eres alguien que necesita ayuda. Búscala, no hay vergüenza en ello.

Marc Soriano
Coach Ejecutivo

miércoles, 14 de junio de 2017

5 tipos de personalidades que te encaminarán al éxito.

Identifica en tu forma de ser cuál es la capacidad de influencia que más te caracteriza y mira cómo puede complementar con las otras para trabajar en un futuro próspero.




Todo emprendedor debe saber qué tan importante es la capacidad de influencia que tiene sobre los demás y para alterar su forma de pensar o de actuar por lo que es muy probable que se pueda adaptar a cualquier circunstancia cuando la tenga enfrente.

Además, cuando uno se da cuenta de su capacidad y la explota, los resultados serán beneficiosos para su auto desarrollo personal. La clave está en reconocer cuál es el tipo de influencia que más te puede funcionar y con el que te sientes más cómodo para tener éxito en el futuro.

Así que te ofrecemos la clasificación de influencias:

1. Ser asertivo

Muy poca gente es asertiva en lo que hace, porque no tienen conductas que permitan defender sus derechos sin necesidad de agredir o sobrepasarse con los demás. Para los líderes este tipo de influencia es muy útil para encontrar la solución en un momento de crisis. Una persona asertiva se caracteriza por insistir en que sus ideas sean escuchadas.

2. Ser racional

Ellos son quienes argumentan por todo, creen en lo demostrable en el por qué de una cosa o la otra y así mismo para convencer a los demás de sus ideas ofrecen razonamientos lógicos y datos. Las personas con esta influencia se identifican con el mundo científico, les gusta estar al tanto de las noticias y los diferentes estudios.

3. Saber conectar

Es aquella persona que escucha activamente y comprende casi siempre la posición del otro, razón por la cual ofrece soluciones encaminadas al beneficio mútuo. Son personas sociables a las que se les facilita empatizar con los demás, son colaborativas y a la hora de requerirlas para manejar temas complejos son abiertos a los diferentes puntos de vista.

4. Ser negociador

Son personas competitivas que buscan sacarle la mayor ventaja a todo, muy comprometidas y que hacen concesiones todo el tiempo para alcanzar acuerdos que satisfagan su interés principal. Son abiertos al diálogo, buscan una respuesta clara y útil en medio de una divergencia de diferentes puntos de vista.

5. Ser inspirador

Son las personas esperanzadoras, que defienden su posición y animan al resto para encontrar un propósito en común. El positivismo es lo que los guía y quienes tienen este tipo de influencia, por lo general, tocan emociones y funcionan cuando hay intereses compartidos.


Marc Soriano
Coach Ejecutivo.

martes, 13 de junio de 2017

Críticas destructivas: un problema del que las hace, no del que las recibe.

Sucede que a veces se critica y se juzga sin ningún tipo de intención constructiva. Por alguna razón, siempre hay personas que proyectan su negatividad y sus inseguridades juzgando lo que otros hacen o dejan de hacer, dicen o dejan de decir a través de las críticas… Personas que se dedican a transmitir y difundir lo que a su juicio son defectos y malos ejemplos de conducta.


En mayor o menor medida, todos alguna vez hemos sido víctimas y productores de juicios y críticas destructivas. De hecho, la práctica y la afición de criticar ha llegado a tal magnitud que actualmente proliferan programas de televisión y radio que se basan únicamente en eso: intentar dañar a las personas criticándolas y juzgándolas. Hoy en día, estos programas cada vez son más y tienen niveles de audiencia muy altos. ¿Qué está pasando? ¿Por qué criticamos de esta manera?

Comprender el mecanismo de la crítica nos puede ayudar a tomar conciencia de cómo funciona este patrón de conducta. Es por eso que a continuación se exponen algunas de las principales razones por las que las personas recurrimos a agredir y hacer daño a los demás mediante juicios y críticas no constructivas.

“Todo, absolutamente todo es criticable. Sólo es cuestión de echarle imaginación”.

1. Los sentimientos de inferioridad

Los sentimientos de inferioridad pueden ser una motivación para criticar a los demás. Otras veces esta motivación la constituyen los sentimientos de superioridad. En este sentido, para muchas personas el sentimiento de superioridad solo es un disfraz para su sentimiento de inferioridad, un lugar en el que no se sienten tan inseguras.

Así, intentan satisfacer la necesidad de sentirse poderosos y superiores sin reparar en medios, aunque sea pasando por encima de alguien y dañando su imagen mediante la crítica.

“Cuando a las gentes les faltan músculos en los brazos, les sobran en la lengua”

2. La insatisfacción con uno mismo

Criticamos a otros para que nuestros propios defectos se minimicen ante los demás y ante nosotros mismos. Cuando criticamos a otros nos autoengañamos con el espejismo de que el problema está en las otras personas y no en nosotros. Cuando criticamos queremos convencernos de que los demás también tienen errores y que son más grandes que los propios para no sentirnos tan mal.

Así, al criticar muchas veces realizamos reflejos de lo que nos molesta de nosotros mismos. Proyectamos nuestros miedos e inseguridades. De hecho, cuando no aceptamos algunas de nuestras características y las reconocemos en los demás, éstas generan un gran rechazo y activan la crítica. Este fenómeno tiene un nombre y se conoce como “yo repudiado”.

Las personas celosas y envidiosas son grandes generadoras de críticas. El sentirse inferiores a alguien activan un mecanismo de defensa que consiste en rebajar las cualidades de la otra persona a través de la crítica. En estos casos es frecuente que se magnifiquen los defectos que se ven o se inventan en la otra persona.

“Estas personas no acostumbran a realizar auto-críticas, sus energías se dirigen a enjuiciar a los demás. En este sentido alejan la mirada de sí mismos porque temen lo que pueden llegar a ver si miran”.

3. La necesidad de integrarnos en comunidad

Las relaciones sociales que tienen algunas personas se basan en criticar a los demás. Los estudios nos dicen que para afianzar nuestra pertenencia a un grupo muchas veces tendemos a criticar a las personas de grupos diferentes. Así, la crítica, en este sentido, actúa como un reforzador de ese sentimiento de pertenencia frente a uno mismo y muchas veces también frente al resto de componentes del grupo (endogrupo).

La crítica en este sentido estará muy mediatizada por la actitud del grupo frente a ella. Si esta es reforzada, lo más probable es que aumenten en intensidad y frecuencia. Por el contrario, si es rechazada, la persona que busca reforzar su sentimiento de pertenencia intentará buscar otros caminos.

Finalmente, cuando pensamos que somos expertos en alguna materia, podemos llegar a criticar a los demás para demostrar lo que sabemos y reafirmarnos en nuestra posición. Esto obedece a una falta de autoestima y un deseo de admiración no resuelto o mal resuelto, en cualquier caso, insatisfecho.

4. Venganza y cobardía

Una de las razones que pueden llevar a que alguien critique a otra persona puede ser los deseos de venganza. Puede haber situaciones que no se asimilaron del todo y que quedaron sin resolver o sin perdonar. En estos casos se utiliza la crítica como herramienta de humillación y venganza. Cuando no hemos tenido el valor suficiente para decirle a la cara a una persona algo que nos ha herido recurrimos a la crítica para encubrir nuestra frustración, enfado o insatisfacción.

“La crítica es, en realidad, un lugar donde ponemos nuestro enfado. ¿Entonces, qué hacemos? Nos ponemos a criticar, que es mejor que sentarse a mirar nuestra propia rabia”.

La crítica como venganza tiene mucho que ver con la venganza como manipulación. A veces se critica con la perversa intención de poner a alguien en contra de la persona criticada, para apartarla del grupo, aislarla…

5. Narcisismo y egocentrismo

Cuando nos sentimos con derecho a un trato o condición especial y creemos que no lo estamos recibiendo podemos sentir que nos deben algo. A veces, por un sentimiento narcisista, nos apuntamos a la idea de que los demás se deben poner a nuestro servicio. Cuando sentimos que esto no está siendo así, podemos usar la crítica para quejarnos, empequeñecer y hacer sentir mal al otro.

“En lugar de criticar a los demás, elógialos. Verás como en un mes notarás un gigante cambio en ti”.

Actitud ante las críticas

Es incuestionable que las críticas, sean cuales sean sus formas y vengan de quien vengan son inevitables. En este sentido, tal y como explica Stamateas, se aplica la “ley de los tres tercios“. Hay un tercio de gente que nos ama, otro de personas que nos odian y otro tercio son las personas que no nos conocen pero igualmente opinan de nosotros.

Sin embargo, no hay que desestimar el poder negativo y destructor que pueden llegar a tener algunas críticas. Winston Churchill comparó la crítica con el dolor que podemos llegar a sentir a nivel físico. Y un estudio reciente ha desvelado que las experiencias de rechazo, las críticas y la humillación son procesadas por la misma zona del cerebro que se encarga de procesar el dolor.

“Con las piedras que con duro intento los críticos te lanzan, bien puedes hacerte un monumento”.

Mejor lejos…

Para gestionar y convivir con esta tóxica epidemia social de críticas destructivas hay que tener clara la pauta más importante: alejarse o protegerse de las personas contaminantes. Estas personas son seres negativos que tienen como patrón el dedicarse a envenenar a los demás, lo que comúnmente se llama “malmeter”.

Lo más sensato es mantener las distancias y más aún cuando nos intentan hacer “cómplices” de las críticas. No olvidemos que la interacción con este tipo de personas, además de ser pobre, puede dañar nuestra salud emocional y social.

En definitiva, la clave está en no dejarse contaminar y en no tomarse personalmente ni dejarse afectar por las críticas cuando el blanco de las mismas seamos nosotros. Recordemos que la crítica habla más del que crítica que del criticado y que es un problema personal del otro, no nuestro.

“Para evitar la crítica no hagas nada, no digas nada, no seas nada”.

Marc Soriano
Coach Ejecutivo