“Hay dos tipos de personas: los que provocan a su destino y los que esperan su final y solo uno de ellos consiguen lo que quieren”
Esta cita te puede parecer dura o simplemente una tontería pero piénsalo bien, eres de lo que esperas a que todo suceda o provocas que suceda.
Verás la diosa fortuna es muy coqueta le gusta que le vayan detrás, que estén pendientes de ella, que la cortejen y que la provoquen, y entonces, solo entonces, ella se abre.
No le gusta ir persiguiendo a sus pretendientes, ir detrás de aquellos que se quejan de la mala fortuna que tiene y sin embargo ni siquiera la miran.
El otro día, durante un descanso del Business Coaching, un alumno me explicó que unos días atrás se encontró con un amigo y este después de preguntarle que estaba haciendo y de saber lo que estudiaba, le soltó: “Que afortunado eres, que suerte tienes de poder estudiar”. Todos los presentes nos quedamos mirando y cuando esta persona se fue el alumno nos dio una explicación,
“Mi amigo Jordi siempre se queja de que los demás tenemos mucha suerte y de que podemos hacer todo lo que queremos y él, no hace nunca nada. Siempre dice que nos envidia”.
Recordaba una frase del Quijote que le decía a Sancho: “Sancho ladran los perros, señal de que nos movemos”. Y realmente esto es lo que ocurre con algunas personas se quejan de que no consiguen a traer la suerte hacia ellos pero no hacen nada para que ocurra lo contrario.
Esperar al destino o a la fortuna para que todo cambie sin hacer nada, es como tener un vaso de agua delante de nuestras narices y esperar que por si sola nos clame la sed.
Primero deberemos tomar la acción de tomar el vaso y luego beber de lo contrario podemos morirnos esperando a que algo ocurra.
En estos tiempos tan cambiantes y frenéticos debemos actuar y movernos hacia lo que queremos y no seguir haciendo lo mismo o esperar a que las cosas ocurran.
Y tú, ¿Provocas o esperas?
Marc Soriano
Coach ejecutivo
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