El fiasco de Christian Castro
Christian Castro es un cantante famoso de México. Es apodado el “Gallito Feliz” y dio una actuación que dejó mucho que desear y hasta provocó silbidos (no halagadores) y abucheos por parte de su público.
Cristian tiene fama de ser
romántico y sus baladas cautivan a más de una fanática. En marketing el estilo
cuenta y la imagen también. Pero no me refiero a imágenes como logos, sino a la
imagen que das tú ante tu cliente. Cómo te ves, como hablas, qué dicen de ti.
Este tipo de detalles importan mucho en marketing, especialmente si vendemos a
nichos. Incluso si vendieras a jóvenes punks (esos que son conocidos por sus
peinados de picos), tu empresa debe ser congruente con ellos y adoptar una
imagen que ellos acepten, como lo hace Cristian Castro con las mujeres que
buscan elegancia y romance.
¿Pero cuál fue el error?
Salir ante su público con una imagen inadecuada y falta de estilo.
Cuando Cristian Castro se
salió de la fórmula por la que es conocido y es famoso, provocó el rechazo de
la gente. Aquí lo vemos cómo ni si quiera tiene camisa y trata de adoptar una
postura “más rockera”. Los fanáticos de Cristian no lo asocian con esa
representación, por lo que su idea no fue buena.
La imagen crea una
percepción que luego puede ser hasta imposible de cambiar.
Vaya, ¡este es el subtitulo
más grande que he escrito! Pero representa una gran verdad. Tú te vas a
esforzar con tu mercado a darte a conocer como más te conviene. Si después
por capricho cambias la fórmula, tendrás la suerte de muchas empresas que
también han tomado esta actitud y perdido mercado.
Más popularmente lo vemos en
la industria de los automóviles. BMW fue conocida por ser la marca del
“millonario joven” (que muchas veces es así gracias a ser de una familia
opulenta) y cambió en querer vender autos a otros mercados, como al de las
mamás. O bien Mercedes-Benz, el auto de lujo más popular, que empieza a sacar
modelos “económicos”. La respuesta de los clientes regulares no ha sido del
todo positiva, y han perdido cada vez más clientes ante estas iniciativas de
hacerse más genéricos.
Si vas a tomar una postura
genérica, ten en cuenta de que siempre habrán marcas más genéricas que la
tuya. Y será difícil que ganes la batalla y alcances tus objetivos, si es que
al menos programaste alguno con dicha estrategia.
La moraleja de este fiasco.
La moraleja de esta historia es que cuando encuentres lo que te funciona, no lo dejes. Así te aburras de eso. Sea tu propia imagen o tu publicidad. Si funciona… ¡déjala ser!
Marc Soriano
Coach ejecutivo.
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