domingo, 7 de abril de 2019

Como puedes ayudar a una persona mayor que está triste.

Ayudar a una persona mayor que está triste no es hacerse cargo de su tristeza. Lo que una persona deprimida necesita no es que “la adopten”, ni mucho menos que la compadezcan. Requiere de motivación, afecto, acompañamiento y apoyo. Pero sobre todo, de respeto. Esto es, aceptar sus tiempos, sus decisiones, sus preferencias. Asesorando, animando, pero dejando que sea ella la que tome las decisiones. De esta manera, será más probable que cualquier cambio que se produzca se mantenga en el tiempo.


La ayuda, además de ser mejor cuando es inteligente y adaptada a la persona, también es más positiva cuando nace de la honestidad y el corazón. Cuando lo hacemos porque la persona nos importa y no para que, por ejemplo, nos deje de molestar.
Ahora, ¿qué puedes hacer para ayudar a una persona mayor que no se siente bien emocionalmente? Estas son algunas medidas puntuales:
  • Intenta que ponga en cuestión los pensamientos negativos, de la misma manera que su estado de ánimo le induce a hacer lo propio con los positivos. Hazlo con afecto. Si te dice que siente que ya no puede hacer nada bien, pregúntale si podrías hacer algo para lograr que eso cambie. Si dice que nada le interesa, permítele que hable libremente sobre sus razones, sin confrontarlas.
  • No permitas que pase el día sin hacer nada. Ayúdale para que encuentre pequeñas tareas productivas con las que pueda sentirse útil.
  • Fomenta sentimientos positivos. Ayúdale a rememorar buenos momentos, logros, etc. Consulta su opinión y hazle saber que valoras su sabiduría y experiencia. Hazle sabe que su opinión para ti cuenta.
  • Ofrécele estímulos para que encuentre actividades que le resulten gratificantes, por pequeñas que sean. Un paseo matutino, la lectura, la jardinería, cualquier actividad está bien.
  • Ayúdale a estructurar una rutina. La tristeza y la depresión hacen que a veces se pase mucho tiempo en la cama, o demasiadas horas viendo televisión. Podemos sentarnos con ella y reorganizar juntos su horario. Eso sí, nosotros podemos proponer, pero será ella la que tendrá la última palabra. De otro modo, tendremos que hacer una labor de supervisión constante para que los cumpla.
Marc Soriano
Coach ejecutivo

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