jueves, 18 de abril de 2019

La ciencia dice que la gratitud nos hace mejores y más fuertes.

No sorprende demasiado que la gratitud sea beneficiosa para la salud emocional. En realidad, es una calle de doble sentido, ya que también funciona al revés: cuerpo sano en mente sana.

La buena noticia es que sea cual sea el método que utilicemos para dar las gracias, todo agradecimiento mejora de alguna manera nuestra salud. Esto es así gracias a los asombrosos efectos neurológicos que la gratitud tiene sobre nosotros.

chica rodeada de flores controlando sus emociones

La gratitud es buena para el funcionamiento cerebral.

Un estudio de 2009 realizado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) en EE.UU encontró que el hipotálamo se activa cuando sentimos agradecimiento o al realizar actos con una intención altruista. Aunque puede resultar difícil de creer, esta investigación apoya la afirmación de que, literalmente, no podemos funcionar bien sin la gratitud, porque el hipotálamo es la parte de nuestro cerebro que regula importantes funciones corporales, como el apetito, el sueño, la temperatura, el metabolismo y el crecimiento.

La buena noticia es que la gratitud es adictiva, en el buen sentido de la expresión. Los actos de bondad y de agradecimiento liberan grandes cantidades de dopamina, una recompensa natural que funciona como estimulante para seguir motivados a cultivar el propio agradecimiento.

Pero esto no esto todo. Además, los resultados de las investigaciones sobre los beneficios de gratitud muestran que estos efectos neurológicos abren las puertas a muchos más beneficios para la salud física y mental.

Mejora la salud y disminuye los niveles de dolor físico

Puede ser difícil de creer que algo tan simple como ser agradecido pueda aliviar el dolor físico. Sin embargo, es completamente cierto; muchos estudios lo respaldan. Por ejemplo, según un estudio de 2012 publicado en Personality and Individual Differences, las personas agradecidas experimentan menos dolores y manifiestan sentirse más saludables que otras personas. 

No en vano, en la medida en que la gratitud favorece la liberación de dopamina, también puede ayudar a mejorar el dolor físico. Esto es así porque la dopamina es un neurotransmisor que desempeña un importante papel en el procesamiento del dolor y su efecto analgésico es muy importante.

Además, la investigación en general ha encontrado que las personas agradecidas también tienen más interés en cuidar su salud y hacen más ejercicio. De hecho, las personas que cultivan la gratitud hacen ejercicio con más frecuencia y son más propensas a hacerse revisiones médicas, lo que probablemente contribuya a su longevidad.

Por otra parte, también se ha constatado que, en lo que a la salud física se refiere, la gratitud puede bajar la presión arterial y mejorar la función inmunológica. Además, la gratitud se asocia con niveles más altos de colesterol bueno (HDL) y niveles más bajos de colesterol malo (LDL).

También se asocia con una disminución de los niveles de creatinina, un indicador de la capacidad del riñón para filtrar los residuos del torrente sanguíneo. Además reduce los niveles de proteína C reactiva, un marcador de la inflamación cardíaca y las enfermedades del corazón.

Mejora el sueño

Uno de los motivos por los que la gratitud mejora tanto el bienestar emocional como el físico es porque mejora en gran medida la calidad del sueño. Numerosos estudios científicos sobre la gratitud han producido el mismo resultado: la gratitud aumenta la calidad del sueño, disminuye el tiempo que se tarda en conciliar el sueño y alarga la duración del mismo.

Como anteriormente mencionamos, el sueño es una de las muchas facetas vitales controladas por el hipotálamo. Dado que la gratitud lo activa, el sueño está conectado a muchas funciones corporales, como las relacionadas con la ansiedad, la depresión, el dolor y el estrés, sin olvidar el sistema inmunológico.

La clave es lo que está en nuestras mentes cuando estamos tratando de conciliar el sueño. Si tienes preocupaciones o hay algo que te provoca ansiedad, el nivel de estrés en nuestro cuerpo aumenta, reduciendo la calidad del sueño, manteniéndote despierto y cortando tu sueño. Pero si estás pensando en esas cosas por las que te sientes agradecido, tus pensamientos inducirán una respuesta de relajación, lo que te ayudará a conciliar el sueño.

Marc Soriano
Coach ejecutivo

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