El liderazgo de cada persona
es diferente, no hay dos estilos iguales.
El líder no se puede limitar a tratar de copiar el modo de actuar de otra persona de éxito reconocido. Cada líder es diferente y ejerce su liderazgo de manera particular. En todo caso, resulta muy útil la lectura de libros sobre liderazgo, lo que permite conocer como actúan líderes de fama mundial.
Se pueden tomar ideas, ver
nuevos enfoques, descubrir métodos aplicables a la propia empresa. Lo que
resulta estéril es pretender encontrar en estos libros un modelo infalible de
dirección.
Resulta inútil ajustarse a
estereotipos, tratar de aplicar la última moda en "Management" del algún
reconocido "gurú" (por cierto tan cambiantes). Lo que sí es
interesante es conocerlas y ver que se podría utilizar en la realidad en la que
uno se mueve, pero con sentido crítico, sin pretender encontrar en estos
modelos de laboratorio la solución a todos los problemas.
La realidad de cada
organización es tan particular, tan cambiante, que exige al líder saber improvisar,
crear su propio modelo de dirección. El líder tiene que actuar con flexibilidad
y con sentido de la oportunidad. Cada situación puede requerir un enfoque
diferente.
El modelo de dirección que
aplique el líder se irá extendiendo a toda la empresa, irá impregnando los
distintos niveles jerárquicos.
Cuando los ayudantes ven
como funciona el líder tratarán de imitarlo.
A la hora de establecer su
modelo de dirección el líder tendrá que enfrentarse muchas veces a la tradición
de la empresa ("esto se hace así porque siempre se ha hecho así").
El líder tiene que estar
dispuesto a atacar la rutina de las organizaciones, cuestionando y cambiando
los métodos que resulten ineficientes, eliminando aquellas tradiciones que supongan
un freno al progreso. Esto le llevará en ocasiones a tomar decisiones que
pueden "molestar" a ciertas personas.
Hay que tener en cuenta que
no se puede complacer a todo el mundo todo el tiempo. El líder que no quiere
molestar a nadie puede terminar no adoptando medidas necesarias para la
empresa, de modo que al final terminará molestando a todo el mundo.
Un líder debe ser capaz de
cuestionar cuando sea necesario incluso a su jefe (dentro, por supuesto, de la
máxima disciplina y respeto). El líder debe ser capaz de manifestar su discrepancia
(en último término, el propio jefe se lo agradecerá).
Marc Soriano
Coach ejecutivo.
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