El
líder es una persona que sabe darle importancia a los pequeños detalles.
Toma
decisiones tras un análisis riguroso en el que no da nada por sentado. El
prestar atención a los pequeños detalles minimiza el riego de equivocarse.
A
veces un pequeño detalle puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso
(por ejemplo, la letra pequeña de un contrato).
Los
cambios comienzan a percibirse a partir de pequeños detalles.
Para
alcanzar la excelencia en las cosas grandes hay que empezar por preocuparse de las
pequeñas.
El líder debe generar en la organización una preocupación por los pequeños detalles.
Si
los subordinados ven que el líder se preocupa de las pequeñas cosas, también lo
harán ellos.
Permite lanzar un mensaje a la empresa de rigurosidad: si las cosas pequeñas son importantes y hay que prestarles atención, imagínese con que seriedad habrá que abordar los grandes asuntos.
Por
ejemplo, si el líder exige a su director financiero que reclame al banco unas
pequeñas comisiones cargadas incorrectamente, no es difícil imaginarse como
reaccionará ese director financiero cuando el error del banco afecte a una suma
significativa.
Cuando se aborda un asunto, el preocuparse de los pequeños detalles permite tener un conocimiento más exacto y profundo del mismo.
El dominio que el equipo tenga de los pequeños detalles permite al líder conocer con que precisión conocen el problema.
Si
un pequeño problema se aborda inmediatamente se puede evitar que termine convirtiéndose
en un asunto mayor.
La importancia del pequeño detalle es que a veces es lo que de forma más inmediata percibe el empleado.
Por
ejemplo, un mensaje de la dirección afirmando que es un objetivo prioritario
mejorar las condiciones de trabajo puede quedar vacío de significado si el
empleado percibe, por ejemplo, que la máquina de café lleva varios días sin
funcionar y nadie se preocupa en repararla.
Por supuesto no es función del líder el ir detectando y corrigiendo estos pequeños detalles, lo que sí debe hacer es fomentar en la empresa una cultura en la que se conceda importancia a estos asuntos.
Mediante
el ejemplo: apagando la luz al salir del despacho, desconectando el ordenador
al marcharse, teniendo ordenado su despacho, recogiendo un papel tirado en el
suelo, enviando una felicitación al empleado que acaba de tener un niño, etc.
Reaccionando con rigurosidad cuando tenga conocimiento de que a un pequeño asunto no se le ha prestado la atención debida (por ejemplo, un cliente que reclamaba una pequeña cantidad y al que no se ha prestado atención).
El
líder es la figura de referencia dentro de la empresa y su modo de actuar es
permanentemente
observado por sus subordinados.
Por
ejemplo, si el líder se preocupa por atender personalmente una pequeña
reclamación de un cliente contribuirá a fijar el nivel de calidad esperado del
departamento de atención al cliente.
Si el líder predica la necesidad de reducir costes pero continuamente cambia de coche con cargo a la empresa, difícilmente la organización va a tomar en serio su mensaje.
Marc Soriano
Coach ejecutivo.
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